Había una vez, una jovencita de 18 años. Aquella niña a veces necesitaba atención, pero no lo callaba. Aquella niña a veces necesitaba llorar en el hombro de alguien, pero lo callaba. Aquella niña a veces quería un dulce, pero lo callaba. Aquella niña a veces tenía sueños importantes, pero los callaba. Aquella niña necesitaba un abrazo, pero lo callaba. ¿Porqué? Porque sentían que eran innecesarios esos deseos. ¿Cómo los saciaba? Comiendo dolor. Cada uña un problema, cada gota de sangre un alivió. Comía y comía. Bebía y bebía.
Las noches lluviosas eran divinas, lloraba placer.Un día común y corriente, se empezó a preocupar por dinero, pero lo callaba, se empezó a preocupar por su existencia en aquella casa, pero lo callaba, se empezó a preocupar los su futuro, pero lo callaba, se empezó a preocupar por un trabajo, pero lo callaba, se empezó a preocupar por su forma horrible de ser, pero lo callaba, se empezó a preocupar por su deseó, pero lo callaba. Así que comía y comía, bebía y bebía. Pero cada vez se saciaba menos.
Un día sin previó avisó, se dio cuenta de que ya no tenía uñas, sino que estaba al descubierto la carne de rojo vivo, pero no se detuvo, comió y comió. Bebió y bebió. Nunca se sacio y sin manos se quedó.
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Revoltijo De Relatos Y Cuentos.
RandomCuentos y relatos, aveces cortos, aveces largos. Si tanto quieres saber, leé. Si te atreves.