O1 ; La Primera Carta

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Abril 11, 2020

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Abril 11, 2020

Hola, amor.

Han pasado siete días. Es mucho, ¿no crees?

Mucha gente me ha escrito, mi familia, amigos y conocidos, y mi teléfono no ha parado de sonar.

Pero, ¿sabes? no es suficiente, porque yo solo espero tu mensaje.

No siento que sea tonto, yo diría que más bien es irreal. Cada vez que mi celular vibra sigo pensando, por un pequeño momento, que eres tú, con alguna de tus ocurrencias diarias o simplemente unos 'buenos días' o un 'descansa bien' como solías asegurarte al llamarme. Sí, sigo esperando ansioso tu llamadas, cómo si estuvieras aquí. Quizá si sea tonto, pero es la costumbre.

No puedo creerlo, no puedo creer que ya no estás.

¿Tengo que acostumbrarme a esto? ¿A que todos los mensajes se hayan terminado?  las sonrisas, besos...Enserio, no me creo capaz, no creo serlo jamás.

Hoy se cumplen siete días desde que perdiste tu batalla, desde que me dejaste paralizado, desde la última vez que hablamos.

Desde que comencé a sentirme tan vacío.

Extraño tus abrazos, Tae, tu sonrisa cuadrada, tu ronca voz, tus maravillosas manos, tu cara y todo, absolutamente todo de ti.

Quiero ver tu rostro.

Joder, no imaginas qué nivel ansío verte otra vez, solo una vez más y que no sea a través de una fotografía, o los anuncios de las noticias o las portadas de las revistas que dicen cosas que rogaría porque no fueran ciertas. Quiero tocarte, hacerme tuyo una vez más, sentir tu piel en mis yemas nuevamente. Pero ahora solo tengo tatuado ese recuerdo en mis dedos, tu tacto en mi cuerpo. solo una memoria y lo odio, lo detesto como no tienes idea.

¿Tengo que conformarme con un recuerdo?

Ya no puedo dormir, odio que cada vez que cierro los ojos lo único que mi mente proyecta seas tú, fabuloso y hermoso como siempre, como si fuera real y aunque sepa que no lo es, sigue siendo la manera que tengo para aferrarme.

Odio este silencio ensordecedor porque solo escucho tus palabras, tu voz, igual que el taladro de nuestros vecinos los sábados por la mañana cuando tratábamos de dormir hasta tarde, esas palabras que me dijiste hace una semana por teléfono.

Dijiste que me amabas, tan suave y sereno, como me lo aseguraste siempre.

Si todo eso era cierto, ¿Qué pasó?

Te amo, Taetae, y puedo confirmar que jamás, por más que intente con todas mis fuerzas, ni siquiera usando toda mi vida para ello, sería incapaz de dejarte de amar ni un poco, al contrario, siento que cada segundo que pasa mi amor por ti se hace más y más grande y me duele, me agrieta, ¡me destroza!

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