Huir, correr, cada vez más lejos, pelear, luchar por mi libertad, y en el momento, darse cuenta que la verdad es una mera ilusión.
-Conoce la historia de Eliza, una chica deseosa de conocer más alla de las cuatro paredes donde ha vivido toda su vida...
Mientras avanzaba el autobús, trataba de pensar, a donde ir, que hacer... había planeado esto por tanto tiempo, que ahora que lo estoy cumpliendo, no se que hacer, me di cuenta que el autobús se dirigía a la central del metro, cuando llegó, casi en automático entre al metro, al ser tan de madrugada, 4:30 am, se encontraban todos los empleados dirigiéndose a sus respectivos trabajos, imagine que sus vidas debían ser difíciles, ninguno se vea feliz, más bien cansados y preocupados, y yo no era la excepción; recordé que en algún momento de mi vida había ido a un famoso café en la ciudad de México que mantenía sus puertas abiertas las 24hrs los 7 días de la semana, supuse que sería un buen lugar para pasar el tiempo, después de todo no tenía a donde ir, ni que hacer; cuando llegue a la estación "Bellas Artes" subí las escaleras para salir del metro.
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Camine varias calles hasta llegar al café La Blanca, que se encontraron sobre la Av. 5 de Mayo, cuando llegué eran un poco pasadas de las 7:00 am, entre y me senté en una de las mesas cerca de la ventana, a esa hora la mayoría de restaurantes fondas y cafés se encontraban llenos por la cantidad enorme de trabajadores que entraban a las 8:00 de la mañana; espere tranquilamente a que una mesera se dispusiera atenderme, y cuando lo hizo, pedí un café bien cargado, a pesar de que la cafetería ofrecía una gran variedad de desayunos y bebidas, llegando a ser casi como un restaurante, yo solo quería algo para no tener el estomago vacío, no tenía ganas de comer, de hecho no tenía ganas de nada, pensaba en todo, y la vez en nada, estaba sola, tenía las manos más frías que nunca, que ni siquiera el café lograba calentarme; estuve mucho tiempo ahí sentada contemplando la calle, viendo pasar a la gente, viendo pasar la vida, y sentirme completamente aislada de ella; cuando me di cuenta, quedaban muy pocas personas en el café, llame a la señorita que me entendió, pague le café y deje poca propina, iba saliendo del café cuando le pregunté a la chica si conocía de algún lugar barato para pasar la noche, ella me miró de manera extraña puesto que eran casi las 10:00 de la mañana, aún así, ella fue muy amable conmigo y me dijo que conocía un refugio para personas sin hogar, y que con suerte podría alcanzar una habitación, debí verme muy mal para que la chica no me sugiriera un hotel o mesón; la chica tomo una servilleta de la barra para escribir la dirección y me la entrego.