En un mundo donde todos tienen un demonio interno el cual pueden manipular como quieran usando la imaginación y t/n es la persona más poderosa, pero débil al mismo tiempo, deberás de protegerte a ti misma y a tus seres queridos de las maldades de ot...
Seguimos toda la tarde viendo películas y anime hasta quedarnos dormidos el uno encima del otro abrazados. Tuvo que venir mi padre sin nosotros darnos cuenta a taparnos y apagar la tele.
...
Por alguna extraña razón desperté en mi cama, aunque lo último que recordaba era estar viendo una película con Volkov y dormirnos, no sé, estuve un rato desorientada al despertarme por eso, pero no le presté mucha atención y me levanté a desayunar.
Bajé a la cocina, todo estaba oscuro, traté de encender las luces, pero no funcionaban, por suerte llevaba el móvil encima y pude ver con la linterna del mismo.
De pronto apareció una luz dorada parpadeante salir de la cocina, aún no había entrado, así que no podía ver lo que ocultaba esa extraña luz. Entré a la cocina y... O no, otra vez aquel hombre.
- Quién eres y porque estás en mi casa.
- Me temo que no puedo contestar a esas preguntas. He venido a recogerte.
- ¿Cómo?
- Perteneces al Olimpo de los dioses y hoy por la tarde se llevará a cabo una reunión, en la que todos los dioses deberán estar.
- ¿Cómo que Olimpo de los dioses? Yo no soy ninguna diosa, no pinto nada ahí.
- Por supuesto que pintas. Eres la diosa de los seres queridos, representas a las familias unidas, al amor familiar y al amor verdadero además, tú madre estará allí.
- qué.. mi, madre.. pero.. si mi madre murió.
- No murió, se fue al Olimpo, ella os vigila siempre y os cuida desde allí.
- No pienso creerme nada de eso. Mi padre la vio morir. - empecé a llorar.
- Es así. Los demás dioses están esperándote, - me extendió la mano - ¿Vendrás conmigo?
Aquí me jugaba todo lo nada a qué ésto sea una farsa, pero como era muy inocente - Está bien, pero antes tengo que despedirme de Volkov y de mi padre.
- Tienes 20 minutos.
En cuánto el hombre desapareció salí de la cocina topandome con Volkov y mi padre atrás.
- ¿Con quién hablabas? - me miró muy preocupado.
- ¿Habéis oído todo?
- Sí, pero solo a tí. - contestó mi padre.
- ¿No habéis oído al hombre?
- No, quién era?
– No sé, no me lo a dicho... pero me a dicho que tengo que ir al Olimpo de los dioses, me vendrá a recoger en 20 minutos.
– ¿Te vas a ir con ese hombre que ni conoces?
– No hay otra, voy a descubrir de qué se trata.
– ¿qué te ha dicho de Julia? – preguntó mi padre en bajo.
– Que no murió, que su muerte fue ficticia y que se fue al Olimpo, o algo así, no sé si creerlo.
– T/N, ve con cuidado, por favor. Te quiero de vuelta.
– No te preocupes, volveré – lo abracé por el cuello, pegándome mucho a él.
Luego abracé a mi padre para despedirme.
– Cuídate, sí? Eres la única hija que tengo.
– Te quiero papá. – justo apareció el hombre de nuevo, pero me pareció que ésta vez, Volkov y Conway podían verlo, se quedaron boquiabiertos.
– Vamonos.
Me separé de mi padre y fui con aquel hombre mayor. – Hasta luego papá, hasta luego Víctor.
De pronto la luz se hizo al rededor de nosotros hacia arriba y empezamos a flotar traspasando las paredes, llegamos hasta el cielo y allí pude verlo todo.
Por encima de las nubes pude ver hermosos pueblos, con montañas y santuarios. Parecía un paraíso romano, de estos donde había dioses y la gente estaba vestida con sencillas túnicas blancas y diademas de flores sobre la cabeza simplemente, era hermoso.
Seguimos subiendo y pasamos por más nubes hasta llegar al akropolis, el lugar más alto que había, donde se encontraba situado un enorme templo, también había mucho dioses y semidioses por las calles.
– Hemos llegado.
Llegamos a un santuario, situado en el sitio más alto de todas las ciudades, era un santuario espectacular, con paredes enormes de mármol y columnas del mismo material, se veía alucinante, dentro había una mesa redonda muy grande con asientos largos e imperiales.
Me dijo que me sentara donde quisiera, así que me senté en el asiento más cercano, la verdad es que estaba temblando de los nervios, no tenía idea de dónde estaba , de qué iba a pasar, tenía incluso un poco de miedo.
– Hola guapa, qué tal? – de pronto apareció un hombre fornido, alto y muy musculoso, tenía el pelo medio largo y barba blancas, se veía claramente que se trataba de Zeus, estaba intentando lugar conmigo.
– Deja en paz a mi hija. – en cuanto escuché eso me quedé paralizada, no sabía qué hacer, gire lentamente la cabeza hasta ver la figura de una mujer esbelta, de cabellos naranjas largos, ojos azules y pecas por toda la cara, era hermosa! Pero, yo había visto antes a aquella mujer, estaba en el álbum de fotos antiguas de papá, era ella!
