Escrito de amor

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El verano comenzó y como era de costumbre un chico de cabello castaño se encontraba acostado en su cama, analizando un dibujo que recientemente había realizado.

Aquel solía amar esta época del año, le encantaba, pero eso fue hace ya un tiempo.

Ahora ya no suele salir de casa, casi nunca, solo un día en específico, exactamente los jueves y justo aquel día era hoy.

Así que se alistó lo más rápido que pudo, no pensó mucho en que usar ya que siempre utilizaba el mismo conjunto de ropa, una chamarra y unos pantalones, no le importaba mucho si se moria de calor y claro aquellas prendas las acompañaba con un par de tenis.

Salió de su casa, y siguió el mismo recorrido que realizaba cada semana.

Minutos después llegó a su destino, el cual era una heladería, donde siempre lo atendia un hermoso chico con lindos rulos.

—Oh, bienvenido otra vez, desea ordenar lo mismo que siempre—como era de esperarse el de rulos se acordaba de aquel, tal ves era por que siempre lo atendia, y aquél era bueno en recordar los rostros de sus clientes.

—Si, lo mismo por favor—no importaba cuántas veces lo viera, aquel chico lograba ponerlo nervioso con una sola palabra, por ende nunca tiene la oportunidad de hablar con aquel sobre otra cosa que no sea su pedido.

—Okey, en unos minutos le traigo su pedido, ahorita vuelvo—

Minuto tras minuto, solo faltaban unas pocas cucharadas para que aquel helado que ahora estaba derretido casi al cien por ciento, se acabará.

Aquel castaño no quería irse, más bien no quería esperar una semana para volver a ver al de rulos, el cual en estos momentos se encontraba detrás del mostrador hablando con un chico que tenía los ojos chinos.

Pero aunque quisiera durar ese helado por horas, sabe que en unos minutos el turno de aquel terminaria.

Así que ni bien llegue a casa, debería tachar en su calendario "Día 304 aún no pude hablarle al de rulos" , y si esos eran los días exactos en los que intento hablarle, pero siempre hay algo que le impide hacerlo.

El tiempo se acababa, así que solo se dispuso a pedir la cuenta.

Cuando aquel llegó a la mesa dispuso a pagarle.

—Bien, espero verlo la próxima semana, chico de la ventana—mentiria si no dijera que en ese momento aquel castaño se estaba muriendo de vergüenza y su cara digamos que no lo ayudaba mucho ya que se encontraba demasiada roja.

"El chico de la ventana" así lo solían llamar los chicos de su escuela, ya que siempre paraba ahí, sentado junto a la ventana con un cuaderno y un lápiz en mano, dispuesto a escribir o dibujar lo primero que se le viniera a la mente.

Pero como su salón se encontraba en el primer piso podía observar a las personas que se encontraban caminando en el parque, el cual estaba al frente del colegio.

Un día el profesor falto, así que tuvieron hora libre, aquel castaño decido observar un rato por la ventana, en eso vio a un chico que le llamo la atención, pero no sé dio cuenta que se le quedó viendo mucho tiempo, y sus compañeros se empezaron a burlar de el, por quedarse todo embobado.

Para la mala suerte de el, el chico no estaba demasiado lejos, de hecho se encontraba muy pero muy cerca del colegio, y con los gritos de sus compañeros llamaron su atención y pues aquel chico de rulos pudo observarlo

Solo por unos segundos, ya que el castaño se escondió lo más rápido posible, por que se moría de vergüenza, más por las estupideces que decían sus compañeros.

°One ShOts°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora