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Inhalo la fragancia a canela que desprendía su compañero de vida, rozando su nariz con el cuello del mismo buscando ahogarse en tan conocido aroma

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Inhalo la fragancia a canela que desprendía su compañero de vida, rozando su nariz con el cuello del mismo buscando ahogarse en tan conocido aroma. Horacio y Gustabo eran los nombres de este dúo de omegas que demostraban su afecto en pleno bar confundiendo a algunos espectadores.

¿La razón?

Pues hace no más de dos minutos este par se encontraba haciendo el gamberro, es más, junto a ellos un alfa (noqueado) luego de una paliza brindada por sus servidores con ayuda de unos palos rotos que antes pertenecieron al billar.

En su borrachera le había parecido una buena idea llevarse a estas dos joyas a su cama, ante el rechazo iba a hacer uso de su voz de mandato, por segunda vez falló en sus intenciones. El primero el proporcionarle un golpe a puño limpio fue el de mirada azulada y dónde estaba uno entraba el otro, por lo que el de la cresta rosada aportó el siguiente golpe hasta que se les fue la situación de las manos. Finalmente la culpa se la llevó el barman, al ser el rango más alto en ese momento en el lugar ,con su pico de oro, Gustabo le tiro el "muerto" a él dando lugar a una pelea entre el nuevo culpable y el gerente, mientras que los otros dos conseguían tragos de cortesía por las molestias.

- Ese wey debe estar ya con San Pedro.- el de acento mexicano tomo lugar en la mesa junto al "moribundo" alfa picandole el rostro con el dedo.

El pelirosa se removió en su asiento, no era introvertido pero si se quedaba escaso de palabras cuando alguien se colaba sin avisar, en especial cuando rompía su burbuja con su amigo.

Hubo un silencio de cinco segundos, cinco largos segundos que fueron interrumpidos por una sonora risa por parte del rubio, ni siquiera estaba seguro de porque se reía exactamente, estaba tan ebrio que cualquier cosa le haría gracia a ese punto, poco después se le unió su compañero y luego el nuevo integrante cual le hacía gracia las carcajadas del rubio quien ya se estaba ahogando con su propia saliva.

『✿』


El trío se había apoderado de cantina, comenzaron poniendo la música que ellos querían y mientras Horacio se empeñaba en coquetear con el gerente Gustabo y Pablito crearon su propia pista de baile corriendo todo lo que pudiera molestarle.

El rubio musitaba al oído del moreno lo poco que se sabía de la letra, un disfrute para Pablo quien podía escuchar la melodiosa voz del rubio entre el eco del salón.

— Esta canción es perfecta para.—dio un par de silbidos al aire sacándole una risa a su pareja de baile quién ya entendía la indirecta pues hace ya un rato se habían ido al baño a drogarse luego de aquel peculiar sonido.

No estaba seguro si eran los carnosos labios del rubio o si fue la cantidad de polvo de angel que había consumido antes la que le había motivado a jugarsela a robar un beso del extraño omega. Espero por una paliza que nunca llegó, el rubio le estaba comiendo el morro de vuelta. Aún sin estar completamente en sus sentidos Gustabo se daba el lujo de disfrutar el lento beso, además que le gustaba el cosquilleo que el bigote de su mayor le daba.

『✿』

— ¡Adiós Pablito, nunca te olvidaré! — dramatizo abrazando una vez más al beta.

— Osito, sueltalo ya, que pesao'.—Al principio disfrutaba de la escenita que su amigo estaba dando pero estaba tan ansioso por el nuevo destino que un segundo más ahí parado lo iba

— Recuerden que si no encuentran un lugar donde quedarse mi hermano los recibe, esta formando un club de jotos.—Hizo énfasis en la última palabra.

Desordeno los cabellos de uno, mientras al otro le plantó un beso ,más largo de lo normal, en la mejilla recibiendo una mirada de picardía de Horacio.

Y cada uno se fue por su lado, era una lástima que probablemente ya no se volverían a ver pero Pablito textualmente había dicho :

"Yo no vuelvo, puro pinches
locos viven ahí, casi no la cuento esta vez, el super-verga-ardiente
me tiene manía"

Tenía mil razones para irse en realidad por más pobre que fuera su explicación en el momento, Los Santos era conocido por ser uno de los lugares más peligrosos y "liberales" los mismos policías eran un peligro para los civiles, no había nadie quien no hubiera cometido un crimen en el lugar y lo mejor.

No había ningún omega

Esta especie era representada como seres sumisos y débiles en su mayoría, en esa zona este estereotipo era peor, ninguno había logrado estar mucho tiempo sin sufrir de alguna clase de abuso.

Por otro lado este par no eran muy comunes y rompían las leyes de su propia naturaleza, estaban dispuestos a continuar arriesgándose y a vivir la vida al límite.

Ahora solo debían llegar y buscar al Alfa de aroma a <<fuego y sidra>>. Gustabo se decepcionó al saber que el famoso Emilio no oleria a tacos, a lo que solo se quedó en un "me sirve" y se derritió en su asiento para descansar en lo que su amante y fiel amigo conducía a su nueva vida.

♡: '. 🎭 Fᥙᥴk ᥲ ρrιᥒᥴᥱss, I'm ᥲ 𝗸𝗶𝗻𝗴!¡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora