Nacimiento

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---Isla de Delos, Grecia---

La isla de Delos, una isla mítica llena de ruinas antiguas y leyendas perdidas en el infinito tiempo, lugar de nacimiento de dos dioses olímpicos de incontables hazañas y, a palabras de muchos mortales, una pequeña isla con ruinas antiguas la cual visitar y tomar fotos para Instagram. La isla generalmente zumbaba de movimiento constante debido a todas las personas que día a día llegaban a visitar o a investigar la pequeña isla, pero el día de hoy estaba inusualmente vacío ni siquiera las constantes aves cantoras se atrevían a surcar los cielos.

No, este día era inusualmente callado incluso las fuerte e infinita naturaleza había guardado silencio, como si esperaran algo que inevitablemente llegaría, al mismo tiempo en el centro de la isla en un círculo hundido en la tierra rodeado de gradas directamente talladas en la tierra, una una cama de terciopelo color plata que brillaba con el color más puro que alguna haya encontrado el humano se encontraba en el medio, sobre esta cama se posaba una mujer, pero no cualquier mujer esta era una diosa, más específicamente Artemisa, diosa de la caza, la virginidad, la luna y las doncellas.

Pero ¿que hace una diosa de su calibre en un lugar tan recóndito y escondido? Algunos podría deducir que es para darse un respiro, otros que conocen de historia pensarán que es para recordar su lugar de nacimiento o viejas historias que vivió. Pero no es ni uno ni lo otro tampoco es ninguna de las razones que están pensando ni siquiera se acercan, ella está ahí por una simple e impensable acción, la diosa de la castidad está ahí para...tener a su bebé.

Generalmente las personas al enterarse del nacimiento de un nuevo integrante de la familia se alegran y comienzan una fiesta, el tipo de fiesta varia de país a país, pero Artemisa no era una persona o siquiera una diosa común, ella veía su panza hinchada con un asco y una furia indescriptible el solo pensamiento de tener el bebe de ese asqueroso ser le revolvía el estómago, pero tampoco tenía el coraje suficiente para matarlo dentro o fuera de la placenta ante todo era ella una diosa partera y asesinar o interrumpir su embarazo iría en contra de su naturaleza divina, la única solución que paso por su molesta y turbulenta mente fue abandonarlo y rezar por que algun monstruo lo matase, un plan que en palabras simples es infalible y relativamente fácil de llevar a cabo.

Decidida, embutió al bebé de su poder divino para acelerar el proceso de desarrollo algo relativamente normal y sencillo tomando en cuenta sus dominios, cinco minutos después tenía el estómago del tamaño de un embarazo de 9 meses, como no tenía un ayudante o alguna diosa partera la labor de dar a luz fue mucho más tardado, el dolor agonizante que el bastardo le daba era demasiado, de lo que deberían ser 12 horas de dolor para ella fueron casi 20 horas, cuando el niño se dignó a salir el pequeño infante cayó sin cuidado en la cama llorando a lágrima viva.

La diosa de la caza agarró un cuchillo y sin titubear cortó el cordón umbilical del infante y son su poder divino quemo lo que quedaba dentro de ella, cubrió al bebé con mantas viejas y raídas, lo acercó a su pecho con una cara de asco total y empezó a amamantarlo, inconscientemente una sensación cálida surgió de su pecho al ver el rostro tranquilo de su bebé y su boca se arqueó en una pequeña y casi imperceptible sonrisa la cual fue borrada casi al instante, siendo reemplazada por una mueca de  leve molestia.

Quitando el pecho de la boca del infante se levantó y con su energía divina materializó un quitón (cuadro de tela no cosida enrollada en el cuerpo) blanco de seda con detalles de hojas de ciprés bordados, se acercó al bastardo de su descendiente y lo cargó con la tela como si de una mochila se tratase.

La diosa junto sus dedos con su boca y un silbido atronador se escuchó, al los pocos segundos un trineo de oro con detalles en plata tirado por cuatro ciervos de dorada cornamenta amarrados por bridas de oro aterrizó con sumo cuidado al lado de su su señora. La diosa de un salto se subió al trineo descolgó el bulto de su hombro y lo puso en el suelo a su lado, agarró las cuerdas doradas de las bridas y dando un latigazo las ciervas se pusieron en marcha, a los pocos segundos los animales cabalgaban por el aire con suavidad.

El cabello largo y rojizo de la diosa revoloteaba con el viento mientras su carroza avanzaba por los cielos. Artemisa observó con detenimiento al pequeño ser que se aferraba a sus pies debido al frío, el pensamiento de levantarlo y ponerlo a su pecho para darle calor inundó su cabeza al ver las pequeñas manos de su descendiente, ese pensamiento murió al recordar el cómo fue engendrado dicho niño. Una vez más el asco inundó a la diosa, con poco cuidado alejó al niño de sí misma con su pie. Artemisa barajeó las diversas posibilidades sobre dónde dejar al bastardo de su hijo, podría dejarlo en la calle pero algo dentro de ella impidió toda planeación de un plan en condiciones.

Las horas pasaron rápidamente durante el trayecto de regreso al país donde se encontraba actualmente el Olimpo. Nuevamente la divina mente de la diosa comenzó a barajeár las posibilidades de abandono mientras sobrevolaba las blancas montañas de Oregon, la posibilidad de dejarlo en el pórtico de un mortal llegó a su mente, dicha posibilidad tomó más fuerza al observar a lo lejos un hogar bastante bonito con luces cálidas proyectándose desde dentro de la vivienda. Inconscientemente comenzó la diosa comenzó a dirigir su trineo en dirección a dicha vivienda, pero algo dentro de ella reaccionó y con rapidez Artemisa giró nuevamente su trineo.

La cabeza del bebé golpeó el constado del trineo haciéndolo llorar con fuerza, con cara de ligero asco la diosa de la caza sostuvo al infante en uno de sus brazos mientras mantenía las bridas doradas en su otra mano. Con calma arrulló al bebe mientras tarareaba una suave melodía, los recuerdos de su madre cantándole esa misma canción a una versión más joven de si misma inundo la cabeza de la diosa haciéndola sonreír ligeramente. Una mueca de asombro se marcó en Artemisa al sentir como el pequeño ser en sus brazos se acurrucaba contra su cuerpo en busca de calor, la diosa apretó sus labios con frustración, dentro de ella una batalla se desarrollaba en su mente, por una parte el pensamiento de simplemente tirarlo al vació apareció; algo que la enfermaba; por otra parte un sentimiento de amor materno la llenó mientras observaba las mejillas del semidiós y el plan de abandono perdió fuerza, esto la extraño demasiado pero simplemente desestimo el plan y el sentimiento.

Su mente divagó entre las posibilidades de acción con su hijo, cada plan era más enfermo que el anterior algo que inmuto a la diosa, pero algo le llamó la atención mientras sobrevolaba la cuidad de Nueva York, un edificio cuadrado rodeado por una verja alta de color negro y con detalles que daban cierto aire a película de terror, bastante descuidado con algunas de las ventanas rotas, un cartel de metal oxidado que colgaba de dos cuerda viejas se podía leer la palabra "orfanato". Un sentimiento siniestro recorrió su espina con solo ver la fachada que solo era más tétrica de lo normal gracias a la pobre iluminación, inhaló con fuerza y reuniendo todo el coraje que pudo aterrizo el trineo en el pavimento y a paso lento se acercó al portón con su bebé en los brazos.

Intento abrir el portón de metal solo para encontrar una cadena impidiendo su libertad de responsabilidades, con fuerza bruta la destrozó y avanzó a paso lento con el bebé entre sus manos.

Lo dejo en el suelo y retrocedió un par de pasos, el pequeño descansaba en el frío suelo con su mano alrededor de una parte del quitón que lo cubría.

Una parte de ella le rogaba que lo llevase a con la caza, que le enseñase el tiro con arco y a rastrear animales o a como sostener un cuchillo...todo menos abandonarlo en un orfanato de mala muerte, una imagen mental de ella misma enseñándole las diferentes marcas de patas a su hijo de 6 años se mostró, avanzó y se arrodilló junto a su descendencia mientras acariciaba su cabecita, observaba con ojos indecisos como el pequeño tanteaba con su pequeña mano el dedo que lo tocaba.

Suspiro con pesadez antes de depositar un casto beso en la frente del menor, de entre sus ropas saco un pequeño colgante con forma de arco plateado con vides decorativas que brillaban con luz etérea.

Lo dejo en el pecho de su hijo el cuál lo abrazo casi instintivamente, la diosa sonrió cálidamente antes de levantarse y tocar la puerta con algo de fuerza. Artemisa desapareció cuando una mujer se asomo por la puerta, la mujer miro a su izquierda y luego a la derecha, al final miro abajo y se sorprendió a sobremanera.

El pequeño bebé dormía plácidamente incluso cuando fue levantado y llevado a los adentros del siniestro lugar, poco sabía el lo que le deparaba en un futuro, poco sabía  quién era su madre, poco sabía de lo que era capaz...poco sabía si sobreviviría más de 10 años.



///////Así que sip, una nueva historia de Percy Jackson una que llevaba rato en el olvido y que tenía que darle un inicio. Esto es solo el prologo, una pequeña introducción de nuestro protagonista, de su pasado y aparente futuro, de su añoranza y deseo, de sus pesadillas y temores.......naaaaaah que filosófico me siento el día de hoy...bueno BAY :D//////

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⏰ Última actualización: Feb 10, 2023 ⏰

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