Nueve

783 84 25
                                    

¿Debía contraatacar? Debía, pero no sabía cuando, donde, y sobre todo, como.

Se encontraba tomando un café mientras miraba los anillos que adoraban su mano, aquellos que no se había quitado, quería decirse que era un recordatorio del problema en el que estaba metido, pero estaba solo, así que debía admitirse que era un anhelo de lo que tiempo atrás le hubiera gustado que pasara.

¿Por qué Johnny había tardado seis años en volver a él? Y sobre todo ¿Por qué volvía con la única intención de separarse? Estuvieron separados, estarían separados, pero con el único hilo que los unía roto, no habría una vez más, nunca.

Miro el anillo de promesa, tan reluciente, y tan hermoso que sentía pena de no poder conservarlo después de que todo acabará, lo quito con cuidado mirándolo con detalle.

Entonces algo dentro del llamo su atención.

Prometo, que jamás te olvidarás de mí

Ya sea para bien o mal

Quedo boquiabierto.

— Ya decía yo que no podía ser tan romántico ― gruño sacando su billetera para pagar la cuenta e ir en busca de su marido y hacerle pasar un mal rato, porque mientras pagaba y salía, Taeyong se prometió lo mismo ―

Apenas llego, intento tranquilizarse porque una mente enfurecida no pensaba bien y él quería ser más inteligente, abordo el elevador sin mirar a nadie, llegando al piso número 27 paso de largo a la secretaria mientras mostraba su anillo, podía tomarse como una actitud soberbia, pero Taeyong no quería que nadie más acaparara la ira que estaba por caer sobre Johnny.

— ¡No sabes cuánto te odio! ―

Detrás del escritorio un muy sorprendido Johnny alzo la mirada al escuchar, estaba seguro de que un par de veces más haciendo eso y él podría acostumbrarse a las muy sorprendentes entradas de Taeyong.

— Sí, me quedo claro desde que te volví a ver ― respondió dejando de lado lo que hacía para poner total atención ― ¿Tienes tiempo libre? ¿Vienes a verme con el pretexto de decirme que me odias? ―

— ¿No solo puedo venir a decirte que te odio? ―

— Ven ― lo llamo a acercarse, cosa que hizo de forma desconfiada hasta que quedo a la vista lo que Johnny quería mostrarle ―

Ahí en el escritorio del castaño, había un enorme plano, él por supuesto entendía menos que nada, pero era impresionante a la vista.

— ¿Recuerdas cuando te dije que quería diseñar algo diferente de lo que hacía mi padre? ― pregunto mientras se ponía de pie y guiaba al rubio a sentarse ―

— Dijiste que tu padre era bastante estricto y que pasaría mucho antes de que te permitiera más que solo supervisar ― repitió las mismas palabras que Johnny le había dicho cuando se conocieron en el bar ―

— Papá esta de viaje ― respondió agachándose para quedar a su altura ― Y hay un proyecto en puerta que no puede esperar a su regreso, por lo que me dio luz verde para diseñarlo yo mismo ―

— Es injusto que no te lo permitiera antes ― reclamo ― ¿Esto es lo que vas a presentar? ―

— Sí, escucha ―

Johnny comenzó a explicarle sobre las medidas del lugar y el tipo de distribución que querían, aunque entendía poco de ello, intentaba poner la mayor cantidad de atención para en dado caso de que pidiera su opinión pudiera dar una buena, sabía lo importaba que era aquello para el castaño.

Red FlagDonde viven las historias. Descúbrelo ahora