Capitulo 2

118 3 0
                                    


Resulta que el cróquet solo permite un total de 6 jugadores por lado, lo cual me parecía bastante bien, me senté y observé las reglas del juego en el caso de que tuviera turno, aunque tenía el presentimiento de que todos nos aburriríamos antes de que cada uno tuviera la oportunidad.
-Dios, mira sus brazos- Maureen suspiró, ella no me estaba hablando, pero eché un vistazo igual, Clarkson se había quitado la chaqueta de su traje y se había doblado las mangas, se veía muy, muy bien.
-¿Cómo hago para que me rodee con esos brazos?- Keller bromeó. -No es como si pudieras fingir una lesión en croquet.
Las chicas a su alrededor se rieron, Clarkson las miró y un atisbo de sonrisa apareció en sus labios, siempre era así, solo un indicio. Ahora que lo pienso, creo que nunca lo he escuchado reírse, quizás una pequeña risita, pero nada en lo que fuera tan feliz que lo hiciera estallar en una carcajada.
Aún así, esa sonrisa afectada era suficiente para paralizarme, estaba bien con no ver más que eso.
Los equipos recorrían el campo, y yo estaba dolorosamente al tanto cuando el príncipe estaba cerca de mí. Mientras una de las chicas hacía un habilidoso tiro, él lanzó una mirada sobre mí, sin mover su cabeza, lo observé disimuladamente, y volvió a concentrarse en el juego. Algunas chicas los animaron y él se acerco.
-Hay una mesa con refrescos por ahí- dijo tranquilamente sin hacer contacto visual. - Tal vez debas tomar algo de agua.
-Estoy bien.
-¡Bravo, Clementine!- le gritó a una chica que exitosamente había arruinado el tiro de otro. -Todo lo mismo, la deshidratación puede empeorar las jaquecas, así que podría hacerte bien."
Sus ojos se encontraron con los míos, y había algo ahí. No era amor, tal vez ni siquiera afecto, pero tal vez un grado o dos más allá de la preocupación mínima.
Sabiendo que era inútil contrariarle algo, me puse de pie y me acerqué a la mesa. Comencé a servirme un poco de agua, pero una doncella me arrebató la jarra de las manos.
-Lo siento- murmuré. -Aún me estoy acostumbrando a eso.
Ella sonrió.
-No se preocupe, coma algo de fruta, son muy refrescantes en un día así.
Me quedé junto a la mesa, comiendo uvas con un pequeño tenedor, tenía que contarle a Adele acerca de eso también, utensilios para fruta.
Clarkson miró hacia donde me encontraba yo algunas veces, aparentemente para asegurarse de que estaba haciendo lo que él había sugerido .No podía asegurar si era por la comida o por su atención que mi ánimo mejoro.
Nunca tuve la oportunidad de participar en el juego.
Pasaron tres días más antes de que Clarkson me hablara otra vez.
La cena se estaba acabando. El rey se había excusado sin ceremonia, y la reina había bebido casi toda un botella de vino sola. Algunas de las chicas comenzaron a hacer reverencia y se retiraron, no queriendo observar como la reina se apoyaba descuidadamente en su brazo. Estaba sola en mi mesa, determinada a terminar con cada trozo del pastel de chocolate.
-¿Como estas hoy, Amberly?
Miré súbitamente hacia arriba, Clarkson había llegado sin que lo notara, agradecí a Dios que me sorprendiera entre bocados.
-Muy bien, ¿y usted?- -Excelente, gracias.
Hubo un breve silencio, esperaba que el dijera algo más, o ¿se suponía que yo hablara? ¿Existían reglas de quién hablara primero?
-Estaba notando cuan largo está tu cabello- comentó él.
-Oh- me reí un poco mientras miraba hacia abajo, mi cabello me llegaba cerca de la
cintura, aunque había mucho que cepillar me daba bastantes opciones para lucirlo, era clave para trabajar en la granja -si, es bastante útil para trenzarlo, lo cual es bastante agradable en casa.
-¿Cree que tal vez es muy largo?
-Umm, no lo sé, su majestad- me pasé los dedos por él. Mi cabello estaba limpio y bien cuidado. ¿Acaso de alguna forma me veía desaliñada sin darme cuenta?- ¿qué piensa usted?
Inclinó un poco su cabeza.
-Es un color muy bonito, creo que podría ser más lindo si fuera más corto.- Se encogió de hombros y comenzó a irse. -Es solo una idea- dijo volviendo un poco.
Me quedé un momento sentada, considerándolo, luego, abandonando mi pastel me dirigí a mi habitación. Mis doncellas estaban ahí, esperándome como siempre.
-Martha ¿te sentirías cómoda cortándome el cabello?
-Por supuesto, señorita. Unos cuantos centímetros de las puntas lo mantendrán
saludable- respondió ella, caminando hacia el baño. -No- dije. -Lo necesito corto.
Ella se detuvo.
-¿Cuán corto?-
-Bueno, más allá de mis hombros, pero ¿quizás arriba de mis omóplatos?- -¡Pero eso es demasiado, señorita!
-Lo sé, pero ¿puedes hacerlo? y ¿ serás capaz de hacerlo ver bonito?- recogí el grueso de mis cabellos sobre mis hombros, tratando de imaginarlos cortados.
-Por supuesto, señorita, pero ¿por qué lo haría?
Me crucé delante de ella, caminando hacia el baño. -Creo que es tiempo de un cambio.
Mis doncellas me ayudaron a desvestirme y pusieron una toalla sobre mis hombros. Cerré mis ojos mientras Martha comenzaba, aún sin estar segura de lo que estaba haciendo. Clarkson pensó que luciría mejor si lo tuviera corto, y Martha se aseguraría de que quedara lo suficientemente largo para que aún pudiera recogerlo hacia atrás. No pierdo nada en esto.
Ni siquiera me atreví a echar un vistazo antes de que estuviera listo. Escuchaba el metálico sonido de las tijeras una y otra vez. Podía sentir como sus cortes eran más precisos, como si estuviera emparejando todo.
-¿Qué opina Señorita? - Preguntó insegura.
Abrí mis ojos. Al principio no podía distinguir la diferencia. Pero volteé un poco mi
cabeza y un gran mechón de cabello cayó, recogí un mechón del otro lado, y era como si mi cara estuviera enmarcada por el color caoba.
Él tenía razón.
-¡Lo adoro, Martha!- jadeé, tocando por todos lados mi cabello.
-La hace ver mucho más madura- agregó Cindy.
Asentí.
-Lo hace, ¿verdad?
-¡espera, espera, espera!- gritó Emon. Corriendo hacia la caja de las joyas, buscó entre muchas piezas, buscaba algo en particular. Finalmente, encontró un collar con unas piedras rojas grandes y brillantes. Aún no era lo suficientemente valiente para usarlo.
Me recogí el cabello, esperando que ella quisiera que me lo probara, pero ella tenía otras ideas. Suavemente colocó el collar sobre mi cabeza. Era tan vistoso, era muy propio de una corona.
Mis doncellas contuvieron el aliento, pero yo dejé de respirar del todo.
Me había pasado tantos años imaginando al príncipe Clarkson como mi esposo, pero nunca lo había considerado a él como al chico que podría hacerme princesa. Por primera vez, me di cuenta de que quería eso también. No estaba llena de conexiones o
desbordada riqueza, pero sentía que no sería un rol con el que no solo cumpliría, si no que sobresaldría. Siempre creí que sería una buena compañera para Clarkson , pero quizás también sería buena para la monarquía.
Miré mi reflejo en el espejo, y junto con imaginar Schreave al final de mi nombre, puse princesa justo al comienzo. En ese instante, lo quería a él, a la corona, cada parte de esto, como nunca antes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 23, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Queen (la selección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora