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Caminaba de un lado a otro nerviosa tratando de encontrar consuelo entre la oscuridad de aquella celda, el fuego apenas iluminaba las paredes de cada una de las celdas, y aunque brillaba levemente era un fuego frío y vacío. Una estancia helada que la mantenida presa de la gelidez de su encierro. Recordándole los sucesos recién acontecidos unas horas antes de ser apresada.
Entre recuerdos y leves golpes mentales por no haber planeado mejor sus últimos ataques antes de caer, todo aquello la impulsaba a tener un dolor de cabeza que incrementaba cada vez que repetía ese momento. Los ojos vacíos, las palabras claras y pronto el cabello rojo desvaneciéndose con las ráfagas del viento hasta caer totalmente al suelo.
Respiro hondo mientras se recargaba en la pared de piedra cansada de repetir en su cabeza ese momento y se deslizó levemente hasta tocar el suelo sentándose en la dura Roca.
suspiro mirando el alrededor en penumbra y la voz rasposa de una mujer que por lo que parecía escuchar era mayor, comenzó a hablarle lentamente.
—¿Porqué te trajeron aquí?, a mi por estafar a toda una banda de mercaderes... ya sabes las reglas de la reina Virian y sus estupidas leyes contra la corrupción—. se escuchó al otro lado de la celda de barrotes gruesos y oxidados por el tiempo.Tenia ganas de gritarle que se callara... pero sonreía con amargura al recordar que era muda. Entonces para aliviar su tensión en ese momento ignoraba la voz al otro lado y cerraba los ojos aún recargada en la fria pared llegando entonces a las pocas memorias donde no había sentido amargura y odio por los demás. Entre pasillos de recuerdos estaba la cabellera pelirroja larga, ondeandose por los andares privados del castillo, la cabellera roja como el ardiente fuego aveces amarrado o suelto, siempre brillaba bajo la luz de la luna.
¿Donde se habían conocido?, aún lo recordaba, aveces se preguntaba una y otra vez como había sucedido, ignorando la existencia de la huella que había dejado aquel día en su vida.
Esa tarde como muy pocas paseaba entre las calles oscuras, era cuando aún no se ganaba el respeto de Dain y cuando Adria aún era una molestia en su vida... la gente al rededor se quejaba de la inseguridad y ella simplemente los miraba de soslayo indiferente a lo que murmuraban, no sabía mucho de esa política absurda pues su madre jamás se preocupó en criarla a ella como la verdadera reina, eso era lo que ella era, pero claro eso no importaba si existía Bastian Yuenai a su lado. Ella tenia un rencor creciente desde hace mucho contra el y por supuesto que no dudaba en demostrárselo, mientras tomaba aquella mordida de su merienda a escondidas la observo caminar con tranquilidad, llevaba una cesta entre sus manos mientras se alejaba, el rojo... jamás le había interesado tanto como en ese momento. Fue un momento bastante complicado de encasillar pero pronto aquello retomó sentido poco a poco.Las situaciones en la secta avanzaban con el plan entre manos, Lyra había conseguido junto a los demás los cristales y Dain había caído ante la avaricia del poder justo como habían mencionado los demás, entonces se comenzó en la recolecta de más personas que desearan poder y nunca creyó que volvería a verla. Su cabello amarrado escondido bajo una capa, era extraño ver a alguien de cabello tan llamativo como el de aquella chica frente a ella pero le parecía realmente entretenido verla pasearse e incluso podría admitir que un poco tentador, esa fue la primera interacción verdadera, cuando le otorgaron el cristal y ella pudo crear inmediatamente una ola de telequinesis, fue bastante interesante verla practicar desde ese momento y pronto fue ascendiendo, sabía más cosas de las que parecía aparentar. Y se volvió en alguien recurrente para ella; entre libros y pláticas sobre la secta, claro que jamás pudo hablar directamente con ella pues no tenía la capacidad, así que se comunicaba con sus sombras pero ella no le temía a sus oscuridad...
Ella jamás le tuvo miedo, la miraba de una manera como su igual y de cierto modo ella creyó haber sido cercana como una amiga hacia la de cabellera roja, pero claro, nada había resplandecido lo suficiente.Pues cuando ella había caído al suelo, de esa manera, tal cual ver como un Ángel al cual le cortaban las alas, eso fue algo mordaz que desencadenó toda su ira, y pronto dejó de pensar correctamente en ese momento en el que su prisionera había sumergido el puñal en el pecho de Deneb. Hizo todo por impulso, golpeo y acabó por ser derrotada por una niña que apenas descubría sus capacidades.
Siempre le habían arrebatado todo lo que quería y sentía que una vez lo habían hecho, que habían arrancado de ella lo que tal vez había sido un poco de amor... no podía llorar había hecho una promesa desde lo sucedido con Valeska y por una extraña razón... ahora sentía que debía hacerlo, aun con ese sentimiento amargo entre los labios no lo hizo, ya había tenido suficiente decadencia por un día.
Suspiro abriendo los ojos, dejando atrás el paisaje dibujado en su mente, la sombra tras de ella, en los jardines del castillo, mientras la pelirroja atendía sus asuntos escribiendo rápidamente sobre un papel con la tinta y la punta de aquella pluma, lo hacía con gracia y elegancia, y pronto acababa dejando el papel sobre la mesa donde ella descansaba tomando su te de earl gray, dejando una suave y apenas visible sonrisa para Lyra mientras se retiraba de su vista. Pero claro eso era solo una propia ilusión para soportar su cautiverio dentro de la celda donde recibía la sentencia de sus actos.
Ya había dicho adiós al corazón de rosas de Deneb. Había dicho adiós a la mirada y al cabello brillante rojo.
"Pues no había nada más que pudiera hacer."
FIN
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Instagram: @Lyra_Yuenai
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The Withe Queen And Rose Red (El príncipe del sol Headcanon)
Teen FictionLyra nunca tuvo problema en contar las pocas personas a las que llegó a amar. siempre le arrebataban a todo el que llegaba a entrar a su corazón. pero al menos quedaba el lúcido recuerdo de lo sucedido. Reto de escritura. Shipp Lyneb Instagram: @Lyr...