#3 Atada

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No puedo vivir atada, tú sabes muy bien como llegue aquí, antes era presa del temor que sentía por su razón, era desconcertante y un poco cautivadora la manera como me hacía dudar hasta de mi propia existencia.

Él creaba un mundo repleto de monstruos en mi cabeza; me decía: Eres la presa.

Dentro de mi el miedo incrementaba y me debilitaba

Yo solo rogaba porque fuera efímero aquello que perduraba y me lastimaba.

Estaba atada.

Inconscientemente me torturaba, me hacían daño sus palabras, de mi ya poco quedaba.

Entonces las lágrimas no cesaban y mi aliento cada vez más corto quedaba.

Mi cuerpo parecía inerte, sin dinámica o fuerza aparente; Él dijo: ¿Acaso luchar es lo que quieres?

Yo ya estaba acaba y consumida totalmente, no había forma de evitar tan tétrico final.

Cerré mis ojos y espere con lentitud mi final

El cual no llegó

En cambio una luz se encendió, tenue, apenas perceptible, pero suficiente para que ella actuará y de allí me sacara.

Desperté de tal pesadilla y ahora estoy viva, no me mires con reproche, amor.

Ahora soy sinónimo de libertad, alegría y vitalidad.
Mis días de estar atada finalizaron ya.

Letras inconsistentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora