Escritos.

Te extraño, colega.

Sí, ya no hablamos, y hace un BUEN tiempo de ésto.
El otro día vi una foto tuya, a pesar de que tenemos casi la misma edad, debo devir... que grande que estás!
Estás cambiada, bonita, y seguramente mejor o al menos eso espero desde acá.

Hoy, una noche de noviembre, a las 03:22 de la mañana, me agarró un ataque de nostalgia.
Esos que muchas veces nos matan desde lo más profundo del alma.
Recordaba esas juntadas, risas, secretos, bromas y enojos que teníamos.
Era toda una época tan hermosa.
Pero fue entonces cuando me cayó la ficha...
La ficha de que las cosas hermosas no suelen durar para siempre.

Quizás es un vago pensamiento en mí cabeza; tan solo tengo 18 años y pretendo tener a mí lado a alguien por mucho tiempo, para toda la vida.
Es que yo me encariño. Demasiado.
Otorgo mí corazón de tal manera que, a veces, por no decir siempre, me juega en contra.

Luego el dolor es peor, aumentando cada vez y más en noches como la de hoy.
Decidí perdonar muchas cosas, luego de entender muchas otras.
Aún intento que dejen de dolerme las personas, los momentos, los olores o recuerdos... Es un muy duro, doloroso y extenso proceso.

Dejando aquel pequeño orgullo de lado que antes solía habitar en lo más profundo de mí ser, como una especie de auto-defensa, hoy tengo que admitir que te extraño.
Pero quizás por algo suceden las cosas
Aunque muchas seguramente por nada. En vano. Sin explicación.

Aún así.
Ésta noche, a la madrugada de noviembre, dónde aquel negro manto estrellado cubre el cielo.. que tanto me encanta, al igual que a vos también te gusta...
Quiero decirte que fuiste una persona realmente hermosa en mí vida.

Lamento el que haya terminado tan pronto, pero fue una época TAN hermosa, que agradezco eternamente por ello.
Sin más que decir, espero que estés bien, y que, a pesar de lo que pasó, aún así...
Te extraño.
Desde lo más profundo de mí corazón.