El conjunto de vivencias colorean tu corazón hasta alcanzar una gama determinada, el cual definirá todos tus pensamientos, sentimientos y preferencias. Para poder comprender el color, debemos entender de dónde proviene.
¿Qué es lo que reside en el...
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Eiko llegó bajo el extraño árbol rosa y respiró profundamente para armarse de valor.
Hoy era el día, iba a confesarle a Iruma sus sentimientos.
Hace no mucho tiempo había logrado acercarse a él y ahora por fin eran cercanos, si bien ella era feliz siendo solo su compañera de pasatiempos, tampoco sentía que podría contener sus sentimientos por mucho más tiempo.
Iruma la hacía feliz, ahora ella sentía que quería hacerlo feliz a él más allá de su amistad.
Hablando del rey demonio, él optó por llegar justo en ese momento.
Se veía tan hermoso con el uniforme de Babirus, y los pétalos rosa contrastaban con su cabello azul donde iban cayendo.
Eiko sintió que su corazón saldría volando de su pecho en cualquier momento al mismo tiempo que mariposas infernales revoloteaban nerviosas en su estómago.
"Buenos días Eiko-chan" saludó el demonio al verla. "Te ves muy bonita hoy." La elogió con una sonrisa inocente.
Era oficial, su corazón no iba a sobrevivir a ese encuentro.
"B-Buenos días Iruma." Tartamudeó nerviosa.
"¿Querías verme aquí por algo?" preguntó él sin perder su encantadora sonrisa que hacia calentar las mejillas de Eiko.
"Pensé que podríamos tener un pequeño picnic junto al árbol" contestó ella mostrando la canasta con bocadillos que traía en sus manos.
"¡Gran idea!" asintió feliz Iruma.
Así entonces ambos se dispusieron a buscar un buen lugar donde instalar su picnic.
"Dime Eiko-chan" empezó diciendo Iruma mientras caminaban en busca de un lugar ideal.
"¿Si, Iruma?" preguntó ella sonrojada.
"¿Hay algún motivo por el que me pediste que viniera sin Azz-kun ni Clara?" preguntó con sincera curiosidad.
"Yo... quería pasar algo de tiempo a solas nosotros dos..." murmuró avergonzada su respuesta jugueteando con sus manos.
"A mí también me gusta pasar tiempo contigo Eiko-chan" respondió Iruma sonriente.
¿Ese era un sonrojo en su rostro?
Eiko debía estar imaginando cosas por los nervios.
Finalmente se instalaron en una terraza bajo el árbol de cerezos y prepararon el picnic.
Eiko se aseguró de traer bastante comida debido al gran apetito de Iruma.
Una vez acomodados, la conversación volvió a fluir de forma natural entre los dos.
"Esto está delicioso Eiko-chan ¡Eres una gran cocinera!" Alagó Iruma con alegría mientras comía de la comida que había preparado Eiko.
"No es para tanto." dijo ella sonrojada mordiendo un sándwich.
"Hablo en serio, algún día serás una gran esposa." Contestó él rápidamente, haciendo sonrojar aún más a Eiko.
"I-Iruma" llamó ella armándose de valor, ahora era el momento." Yo... tengo algo importante que decirte..." dijo jugueteando nerviosa con sus manos.
"¿Qué ocurre Eiko-chan?" preguntó él inocente.
"Yo... tú... pues yo... me gustas mucho Iruma" finalmente dijo entre balbuceos nerviosos.
"Eiko-chan..." la miró él sorprendido.
Después sonrio con una encantadora sonrisa feliz.
"Eiko-chan..." dijo con voz dulce tomándola de las manos y obligándola a verlo a los ojos. "Ya es hora de despertar" dijo con una voz femenina muy familiar.
"Eiko-chan, despierta." Llamó la voz de su madre desde la cocina. "Llegaras tarde a la escuela."
Eiko parpadeo aun medio dormida en su cama, todo había sido un sueño otra vez.
Al menos en ese sueño había llegado a declarársele a Iruma sin contratiempos.
"¡Eiko-chan!" llamó su madre una vez más.
"Ahí voy mamá" contestó ella ya levantándose.
Tal vez su confesión fue solo un sueño, pero Eiko no se rendiría hasta hacer de su sueño realidad.
¡Ánimos Eiko-chan!
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Historia solicitada por MistikCristin, quien también es miembro del Color Club Mairimashita Iruma-kun! Pasen por su perfil!!
No olviden dejar sus propios pedidos en el primer capítulo!! Nos leemos!
