El Colegio Andante

Macknegtton

... Recuerdo Aquel día en el que estaba en la azotea del instituto disfrutando de las bellas vistas que esta me traía en los atardeceres y amaneceres, lastimosamente ya no las puedo ver después de que me volví sensible a la luz del sol y lo único que me mantiene seguro es estar adentro del instituto sabiendo que esta cerrado el lugar, nunca supe porque, simplemente desperté en la noche con una cicatriz en el cuello en el mismo lugar de la azotea y me quise ir pero algo me lo impedía, me resistía al salir sin saber porque pero sentía que algo peligroso anduviera allá afuera

Hago mis rutinas como siempre en el instituto, me voy a los aulas para estudiar, me siento en un balcón para desayunar, comer y cenar, mientras veía como la demás gente platicaba y caminaba en los largos pasillos del Instituto Macknegtton, un instituto para privilegiados con futuro

Han pasado muchos años desde que paso esa vez en la que me levante, he visto como mis compañeros se graduaban, he visto como varios nuevos entraban. Y yo con lo mismo de siempre... Me llamo Marco y esta es mi historia en el Instituto.

Me desperté en el aula donde siempre duermo, abrí los ojos y lo primero que escuchaba eran los pájaros cantar y la brisa del viento entrar en las ventanas cerradas con planchas de madera.

Me levante de los colchones y bostecé.

-"Hoy será otro día aburrido." - Exclamé. 

Fui por la puerta y salí del cuarto, de nuevo, veía como los pasillos estaban brillantes

-"Los conserjes de este instituto son de calidad pero Sofía lo fue más." 

Saludaba a todos los que pasaban en este pasillo, pero ninguno me notaba, era invisible para ellos.

Decidí irme al primer aula de mi primera clase como todos los días en mi rutina diaria.

-"Buenos días, Maestro Beto." - Diciéndolo de un tono cansado.

Sentí como este no respondía y me sentía vacío por dentro, extraño de los saludos que me daban mis viejos compañeros de hace años.

Me senté y me quedé mirando lo que escribía en el pizarrón sorprendentemente el Maestro Beto sigue trabajando aquí como maestro y ya tiene 60 años.

-"Aún puedo recordar lo joven que eras cuando éramos nuevos en el Instituto." lo mire mientras sacaba mi mochila escondida abajo de uno de los escritorios abandonados que dejaron en la esquina de esta Aula.

Mientras que sacaba de la mochila, la jale fuerte haciendo que se empujara el escritorio haciendo un rechín demasiado fuerte como para que el maestro Beto se diera cuenta y volteará 

-"¿Qué fue eso?" - Exclamó Beto.

-"Fui yo, Maestro." - Le dije mirándolo directo a los ojos.

Beto notó que el escritorio se movió y que de ahí estaba una mochila arriba del escritorio, entonces se acercó a este e intentó agarrar la mochila.

-"¿Qué haces?" - Pregunté con una expresión enojada. A mí no me gusta que me arrebaten las cosas y menos ignorándome para parecer que es suyo la cosa que sostenía.

Obviamente, opuse fuerza y el maestro intentó agarrarla, pero falló en esta y salió empujado de la fuerza que tenía sostenida la mochila

-"¿¡Qué es lo que tienen en esta mochila!?" - Exclamó asustado y preocupado

-"Son mis cosas de siempre, ¿Qué no entiende que arrebatar las cosas es de mala educación?"

... Este no respondió y se fue a escribir lo faltante en el pizarrón pero ya atento ante los movimientos de la esquina donde estaba yo.

Sé que no me ve, pero realmente me siento solo al no interactuar con gente, extraño socializar, lo intento pero fallo, termino siendo ignorado y todo por quedarme despistado pensando en Sofía quien sabe que me habrá pasado en ese momento. Hubo un silencio dentro del Aula y seguí hablando conmigo mismo, "Si hubiera estado atento conmigo mismo probablemente esto no hubiera pasado".

Me fui a la última mesa desocupada de donde estaba yo hace mucho tiempo y me senté. Afortunadamente aquí no hay otro alumno que se siente, tengo suerte de que hagan rumores de un fantasma merodeando por el instituto del que se sentaba acá, pero el único que se siente soy yo y no el fantasma que de que lo vea y exista lo extorsionaré cuanto pueda sin saber de lo católico pero intentaré, nadie se roba mi puesto - exclamé en mis pensamientos.

Ya paso una hora y todos los alumnos entraron al Aula, empezaron las clases y yo anotaba todo desde abajo de la mesa, sinceramente no sé porque desde la última vez que escribí arriba del escritorio todos me veían raro, no entiendo como es que me ignoran en los pasillos y clases cuando al verme escribir me ven raro con esos ojos escalofriantes, ¿Acaso sólo existo para ustedes cuando escribo?

Recuerdo esa vez, me levante de la silla y pegué la mesa con mis dos manos muy fuerte, toda la gente se asusto y saltó del miedo con pequeños gritos. 

Y grité -"¿¡Qué!? ¡Me ignoran pero me miran como si fuera extraño!"

Nadie contestó. Con toda la vergüenza que cargaba en la espalda me senté apenado.

Desde ese día decidí escribir abajo todo lo que anota el profesor y al parecer funciona de maravilla por el momento nadie me ha volteado a ver, de vez en cuando pero ya no se me quedan mirando fijamente, creo que nadie notó que ando escribiendo debajo de la mesa, como si fuera algo extraordinario hacerlo.

Terminaron las clases y me formé para entregar de la tarea hecha en clases.

Llegué y dije -"Aquí tiene la tarea profesor"

Pero nadie contestó, se quedaron viendo el libro todos impactados.

-"¡Oh vaya! ¿Gente rara?" Exclamé en un tono bromista y preocupado por estas personas

Puse el libro en la mesa y me fui a la esquina de nuevo.

Así fue con todas las clases hasta el comedor, que siempre me escondo detrás de un bote de basura, que afortunadamente estos no tienen un olor horrible, aunque, tristemente he perdido el sentido del olfato, no sé porque, estoy tan preocupado de mí mismo y de los demás de porque me miran extraño, ¿Acaso tuve cambios en el interior y exterior? no deberían importarles mi aspecto..

terminé de comer y me fui a la habitación abandonada, donde guardan colchones y demás cosas.. ya era de noche y todos se estaban yendo, me acosté y me quede dormido. Al parecer iban a hacer un evento a la 1 de la mañana..

Mañana será la misma rutina siempre. - Lo dije en un tono cansado y hartó de seguir viendo lo mismo.