ONESHOT

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Acechando en un rincón mientras bebe su fría bebida. Escondida entre las sombras, nadie le prestó mucha atención. Ellos sólo miran cuando ella hace un movimiento. Ellos, refiriéndose los regulares. Los que frecuentan el lugar. Hay una suave música ―en vivo― tejiendo en el aire, cortesía de la banda en el escenario. La cantante es decente. Tanto estética como vocalmente. La cantante atrae a un grupo de personas al lugar constantemente, pero ella no está ahí por la cantante. A ella tampoco le interesan los clientes habituales. Ella solo está mirando.

Encontró lo que quería en forma de un dama, no mucho más joven que ella. Ella estimó que se llevan un año de edad, más o menos. La dama tiene trenzas marrones que caen en cascada por sus hombros. Sus ojos se arrastran por los mechones sedosos de la dama y se detiene en el primer conjunto de curvas. Impresionante —la evaluó rápidamente. Después de todo, no es solo el cuerpo que buscaba. Sino el alma. El segundo conjunto de curvas es atractivo. La dama tiene amplias curvas, tan eran calientes en general, decidió.

La quiero esta noche.

Permaneció en un rincón, inmóvil, observando únicamente a la dama de la noche. Ahora que ha comprobado que las curvas de la dama son aceptables, tiene tiempo de darse cuenta de cuán respingada es su nariz. Preciosa. Con todo, esta señorita es bellísima. Encantadora. Magnética.

Si la dama es un polo sur, ella es el norte.

Atracción eminente.

Recogiendo la margarita que ha estado bebiendo, se dirigió a la dama y se sentó a su lado. Ella es consciente de los ojos que la siguen. Las admiradoras, las coquetas, las curiosas, las desaprobadoras. Todas miraban, independientemente de su percepción de ella. A ella no le importaba. Ella sabe lo que está haciendo. ¿Esos ojos? No tiene ni idea.

La dama no la miró cuando se sienta. No importaba. Ella tendrá su atención en algún momento.

Empezando desde ahora.

―¿Largo día?―

La dama la mira, ojos verdes, ligeramente desconcertados miran a su alrededor.

―Sí, te estoy hablando a ti―.

―Oh. Hola.―

―¿Trabajo difícil?―

―¿Dé que hablas?―

―De ti―

―¿De mí?―

―Eres nueva aquí.―

Los ojos de la dama brillan intensamente y se echa a reír. No tan delicadamente. Genial. Esta es exactamente la clase de chica que me gusta.

―Sí, soy nueva aquí. ―

―¿Dónde trabajas?―

―Unas cuantas calles más abajo.―

―¿Llevas tiempo trabajando allí?―

Clarke niega con la cabeza. ―Acabo de ser transferida. Me enviaron aquí. Me dijeron que es un ascenso.

Ella suspira. ―Pero no lo creo―.

Apuró la última parte de su margarita, levantó la mano e hizo una señal al camarero. ―, un Martini de lichi, por favor―.

―Enseguida, Lex―.

Clarke se volvió hacia la castaña ―¿Tu nombre es Lex?―

―Lex por Lexa. ¿Y tu,cómo te llamas?―

―Clarke ―.

―¿Qué significa?―

―¿Mi nombre, quieres decir?―

DESTROZANDO SU CALMA- CLEXA/ LEXARKE AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora