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No entendía, no entendía nada, en todo caso ¿Por qué se encontraba sentado en la arena de una playa tan vacía? Tan vacía como su corazón, aún no entendía que había hecho mal. Era el mes de noviembre, el más hermoso mes y el más feo también, al menos para él un simple muchacho sin una vida estable, estaba bien antes de su partida.

Hace dos años, un lindo once de noviembre todo se encontraba perfectamente, no sabe si todo fue por ser demasiado atento pero simplemente todo acabó sin alguna explicación realmente buena, el amor de su vida, al que le juro amor eterno simplemente se fue dejándole un profundo dolor en el alma, cada noche llorando por su regreso o al menos por una explicación buena que lo hiciera retroceder.

Se encontraba escribiendo en la arena el nombre de su amado, sus lágrimas empapaban el trabajo que hacía pero importandole poco seguía. No había rumbo.

Esté año el noviembre llegó más frío de lo usual haciendole saber al de cabellera castaña lo deprimente que era su vida, teniendo una pequeña cabaña a unos metros de la playa, resultaba satisfactorio pero habían demasiadas negativas entre ellas que esa casa la había construido él y su amado, dentro de esas cuatro paredes estaba el amor de tantos años y el desamor de unos otros, se acoplaban haciendole doler el alma aún más, lo extrañaba.

El Noviembre fue el mes en el que se conocieron, el mes de su primer beso y de su declaración de amor, el mes de noviembre también fue el mes de su abandono, simplemente tomó sus cosas y se fue sin dar una explicación, se encontraba dormido cuando su amado se fue y resultó un golpe horrible el despertar y encontrar una nota que decía "No me busques, vive tu vida y quédate con la casa, Jeon". No era válido, necesitaba algo más pero eso nunca llegó, en cambio estaba en ese instante sentado en la arena abrazando sus piernas, soltando lágrimas de las cuales no sabía su provenir, había llorado tanto esos últimos años que no sabía cómo podía tener aún lágrimas, ese mes de noviembre era tan frío y las lluvias eran constantes, no entendía como un simple mes podía hacerle recordar lo miserable de su vida, las hojas caían de los árboles de  alrededor haciendole saber que en cada una de esas hojas caídas se iban sus esperanzas de volver a verlo.

Recordaba los besos, las caricias y sobre todo las promesas, por ejemplo aquella de amarse por siempre ¿Seguiría amándole? ¿Siquiera lo recordaba con amor?

Jamás se había sentido amado hasta que llegó él y le hizo ver el amor de mil maneras, lo amo y lo ama aún y le duele saber su abandono.

Justo estaba terminando de llorar cuando la noche empezó a caer y también junto a ella las pequeñas y heladas gotas de agua, haciendole saber que todo había acabado, que era momento de soltar ¿Pero podría? ¿Podría olvidar todo simplemente?

Se levantó y se encamino a la cabaña, sus pasos eran lentos, sin pizca de ganas por llegar realmente, sus lágrimas caían y se mezclaban con las gotas de la lluvia, se sentía bien, como si ella llorara junto a él.

Cada madrugada esperaba por él en el porche pero jamás llegaba ¿Era válido seguir esperando por alguien que seguro tenía una linda familia ahora? Lo sabía, sabía que debió haber sido más para él, lo supo desde el momento en que sus ojos lo miraron de otra forma, desde el momento en que sintió amor.

Kim Taehyung era un simple muchacho que vivía en las calles de París en busca de comida que saliera de algún restaurante, no tenía casa o alguien a quien acudir, comía sobras de alguien más y tomaba agua de alguna llave por la calle, siempre estaba sucio, hacía mandados y con el dinero que ganaba compraba comida para los demás niños de la calle, para él comer era algo innecesario si podía ayudar a alguien más, por ello hacia lo que hacía y compartía su taco con alguien más, aveces no comiendo en dos días por la falta de dinero o de comida en los botes de basuras, todo era así hasta que llegó su perdición, un niño de dinero, de esos odiosos que se creían superior a los demás, o así lo creyó el no hasta ver a ese muchacho de cabellera negra como la noche patear un bote de basura y sentarse entre ellos a llorar, se asustó, claro que lo hizo, no sabía que hacer, si debía correr o hacer otra cosa, optó por ir a su encuentro, se puso de cuclillas delante de él y lo abrazo, simplemente le dió un abrazo de oso y el muchacho no pudo hacer algo más que llorar más fuerte.

Noviembre Sin Ti ➳ kooktae [𝑂𝑆]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora