Ya no llores, mamá

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Naruto y Sasuke observaban por primera vez la transformación del niño rubio; el karma cubría la mitad de su cuerpo, su piel se había tornado pálida y de su cabeza brotaba una abundante cabellera gris. Unos cuernos terminaban con su transformación en un verdadero Ootsutsuki. Momentos antes él había acabado con Ishiki.

Sasuke sabía que si Momoshiki tomaba todo el control de su alumno él iba a detenerlo aunque le costará la vida. Naruto solo observaba a su hijo sin terminar de creer lo que sus ojos veían, él ya no era su pequeño. Una débil y torturada voz lo sacó de sus pensamientos.

—¡No! —Gritó Hinata al otro extremo del campo de batalla.

Naruto en un segundo apareció a su lado y la  sostuvo justo en el momento en el que ella perdía las fuerzas y caía al suelo.

—Hinata... —Susurró sin saber cómo enfrentar la situación.

Ella pareció recuperase de su conmoción y preguntó:

—¿Que está pasando, Naruto-kun?¿es Boruto?

No tuvo otra opción que aclararle lo evidente.

—Si, es él.

Hinata palideció. A pesar de que conocía la repuesta a su pregunta, su corazón de madre esperaba lo contrario. Mil y un preguntas rondaron por su cabeza.

¿Qué había sucedido? ¿Por qué su hijo estaba así?

—¡Dime qué le ha pasado a mi hijo, Naruto-kun! —Exigió al borde de la histeria, sin importarle que él estuviera igual o más desconcertado que ella.

Naruto la sujetó y la estrechó contra su pecho comprendiendo el pesar de su esposa.

—Hinata, tranquílizate. —Dijo apretando su agarre. Esperaba que su calidez y sus palabras le dieran la fuerza para enfrentar lo que fuera que fuese a suceder.

—Mi hijo está ahí... y sólo puedo reconocerlo por su ropa... —Sollozó. Naruto la besó en la coronilla de su cabello liberando un poco de su propio dolor y permitiendo que ella encontrara consuelo entre sus brazos.

—¿Donde está Hima? —Preguntó cuando Hinata se calmó. Necesitaba saber que al menos uno de sus preciados hijos estaba a salvo.

—La dejé en la mansión Hyūga.

—Bien. —Contestó. Hanabi y el viejo Hiashi morirían antes de permitir que alguien le hiciera daño a su pequeña.

—Pero no entiendo, —la voz de Hinata una vez más se hizo presente, —¿por qué mi hijo está transformado en aquel Ootsutsuki que nos atacó hace un tiempo?

Naruto centró su mirada en su hijo, ahora Momoshiki. Él se hacia la misma pregunta.

-Querida, yo tampoco lo entiendo —respondió con sinceridad. —Es la primera vez que lo veo así.

Como si aquel monstruo hubiera terminara de despertar, habló:

—¿Qué tenemos aquí? —Su voz se mezclaba con la de su hijo. —El niño rubio tiene una dulce hermanita que adora, un padre que daría su vida por él y una madre que lo ama incondicionalmente. Sería una lástima que esta familia dejará de existir...

El horror y la desesperanza regresaron a Hinata cuando sus ojos se encontraron con los de ese ser que tenía en frente. Definitivamente él no era su Boruto.

Él no era aquel pequeñín al que vio por primera vez mientras Naruto la abrazaba y observaba a su primer hijo durmiendo tranquilamente en su regazo. No era el niño que gateaba en el suelo y le decía “mamá”, haciéndole llorar de alegría con esa simple palabra. Aún podía escuchar las risas de su pequeño cuando jugaba con él y le decía lo mucho que lo amaba. Ese recuerdo se empañó con la tétrica risa que soltó Momoshiki, llamando su atención.

Su mirada se encontró con la de él, sus ojos habían despertado el byakugan. Recordó la adorable y terca mirada de su hijo ahora remplazada por aquella llena de maldad.

Las lágrimas se hicieron presentes perdiéndose en sus mejillas.

¿Dónde estaba su hijo?
¿No volvería a ver su rostro, acariciar su cabello y darle un cariñoso beso mientras él le decía que ya no era un niño pequeño?
¿No volvería a ver sus ojos azules, ni escucharía decirle “mamá”?

No pudo aguantarlo más, se rompió. Volvió a sostenerse en su esposo buscando consuelo entre sus brazos.

—Hinata...

Naruto luchó por tragarse el nudo que se le formaba en la garganta.

—Mi hijo... —Fue todo lo que ella pudo decir.

Naruto tembló de impotencia, no sabía cómo pero tenía que encontrar una salida. Él era el séptimo hokage, el héroe de Konoha, no permitiría que nada ni nadie amenazara a su familia y a su aldea.

—Vamos a devolver a nuestro hijo. —dijo solemnemente. Acto seguido, se levantó y la ayudó a ponerse en pie procurando no liberarla de su abrazo.
Momoshiki se fue acercando más a ellos. Hinata activó su byakugan y observó cómo todo el interior de su hijo era invadido por aquel monstruo.

—Ya no llores, mamá... —Pareció oírle decir.

Tanto ella como Naruto se quedaron quietos, viendo como él se acercaba hacia ellos.
¿Cómo iban detenerlo?
Aún cuando Momoshiki decía que acabaría con toda la aldea, no podían hacerle daño. Su hijo seguía ahí dentro.

Sasuke desenvainó su espada, esperando su oportunidad para atacar. Sabía que el amor de Naruto y Hinata por Boruto no los dejaba pensar en una solución.
—Yo lo detendré por ustedes. —Soltó listo para la batalla.

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Mil gracias a CeliaHdez5   por ayudarme con la edición de esta teoría que posiblemente pasaría en el futuro del manga si Hinata pudiera observar la transformación total de su hijo Boruto en un Ootsutsuki perdiendo todo rastro del hijo que trajo al mundo.

Gracias por leer!! 💕

No llores, mamá (ONE SHOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora