Cielo Rosa☁ [Namjin]

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Seokjin despertó esa mañana abrazado a la chaqueta de namjoon, una vez mas respiro hondo sobre ella, le avergonzaba pero amaba el olor. Decidió que ya había pasado demasiada pena así que dejo la chaqueta en su cama, se metió a la ducha y se tomo su tiempo en bañarse, lavo su cabello y su cuerpo, cuando paso sus manos enjabonadas por sus caderas sintió una pequeña molestia, se enjuago quitando el shampoo de su cabello y el jabón de su cuerpo. Salió de la ducha y mientras se ponía la toalla al rededor de su cintura se percató de unos pequeños moretes, paso sus dedos sobre ellos y recordó como namjoon había hundido sus dedos ahí, sintió como el calor subió a su rostro y de golpe todas las imágenes del día anterior estaban agolpándose en su mente, seokjin coqueteando con namjoon, besando su cuello, arrimandose a su cuerpo mientras bailaban una canción sucia.

Seokjin cayo en un espiral de vergüenza y pena, había restregado sus caderas contra las de namjoon descaradamente. Salio de la ducha y se tiro a su cama sin siquiera secarse, pataleo al aire y grito frustrado, a los segundos tenia a su madre en su habitación, con una espátula en mano y con cara de susto.

—¿Que sucede?

—Que soy un idiota, eso sucede.

Su madre volteo los ojos, seokjin podía ser un dramático cuando se lo proponía y eso era siempre, decidió que podía dejar a su hijo regodeándose en su miseria. Antes de salir de su habitación le dijo que se cambiara y bajara a comer.

Seokjin se sintió como el ser humano más incomprendido del mundo, necesitaba hablar con alguien sobre lo que estaba sucediendo, así que decidió acudir a yoongi, le marco y no contestó, lo más probable era que siguiera durmiendo, probó hablarle a jimin y tenia apagado el celular, intentó con tae y tampoco tuvo respuesta. Se sintió frustrado por que no podía quejarse a gusto, ninguno de sus amigos estaba contestándole.

Tiro su teléfono lejos y decidió que no podía hacer nada, que tendría que debatir con el mismo.

Se cambió y bajo al comedor donde su madre ya había servido su desayuno, por lo menos la comida lo reconfortaria, y así había sido, cuando acabó de comer le dijo a su madre que estaría en su habitación, subió y rebuscó en sus cosas, encontró sus herramientas para tejer y pensó en hacer una bufanda, rebuscó en sus hilos y encontró un color azul aqua que le pareció bonito, casi siempre tejía cosas color rosa pero eso le haría recordar a la bufanda que había perdido, así que se fue por un color distinto.

Se dispuso a tejer mientras su mente se perdía en sus pensamientos de la noche anterior y cayo en cuenta que si efectivamente le daba pena pensar en ello, pero también recordó que namjoon mismo fue él que lo invito a bailar, namjoon había sido el que hundió sus dedos en sus caderas y fue él quien lo beso en el cuello también, ayer había sido un sube y baja de emociones, y namjoon estaba del otro lado, él había hecho cosas, lo había visto con esa mirada cargada de intriga y lujuria mientras bailaba, pero también le miro con devoción mientras se veían a los ojos, namjoon lo tenia en una cuerda floja tratando de entender por que había seguido su juego descarado ayer. ¿Namjoon sentía algo por él? ¿Le gustaban los chicos? O solo no quiso hacerlo sentir mal rechazando sus caricias, aunque eso no tendría sentido por que él mismo namjoon lo había invitado a bailar.

Sus pensamientos y preguntas lo volvieron a llevar a una crisis de nuevo. Paso por lo menos toda la tarde debatiendo en su cabeza que es lo que namjoon quería de él y que es lo que quería seokjin de namjoon.

Para cuando se dio cuenta ya estaba oscureciendo, se había perdido el almuerzo y probablemente se perdería la cena por que había alcanzado a escuchar a su madre gritarle desde abajo que saldría —su madre salia los  sábados con sus amigas y llegaba por lo menos hasta el domingo al mediodía — eso solo significaba que tendría que cocinar para si mismo y no quería hacerlo por que no tenia cabeza para eso. Bajo a la cocina para tomar agua y viendo el reloj que ahí se encontraba se sorprendió por que eran mas de las seis y media de la tarde, había pasado parte de la mañana y buena parte de la tarde tejiendo como  loco mientras su mente divagaba al vacío existencial.