la leyenda del crisantemo

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Hace días que enfermó y no conseguimos bajarle la temperatura ¡Tiene muchísima fiebre y el rostro blanco como el mármol! No come nada y cada día está más débil. Si no encontramos una cura para él me temo que…

– Lo siento,  lo siento muchísimo…. Voy a ser muy sincero contigo: no conozco el remedio para la enfermedad de tu hijo, pero puedo decirte cuántos días va a vivir.

– ¿Cómo dice? ¡¿Y sin son pocos?! …¡No sé si quiero saberlo!

– No pierdas la esperanza…  ¡Nunca se sabe!

El anciano la miró con ternura y continuó hablando:

– Escúchame con atención: ve al bosque y busca una planta que da unas flores amarillas llamadas crisantemos. Elige una de esas flores, córtala y cuenta los pétalos; el resultado que obtengas será el número de días que va a vivir tu pequeño, o lo que es lo mismo, sabrás si se va a curar o no.

La madre, rota de dolor, echó a correr en busca de la planta que el anciano le había indicado. No tardó mucho en encontrar un arbusto cubierto de preciosas flores amarillas. Se acercó, arrancó una flor y contó sus pétalos.

– ¡Oh, no, no puede ser! Sólo tiene cuatro pétalos… ¡Eso significa que solo va a vivir cuatro días más!

Se derrumbó sobre el suelo y gritó con amargura durante un largo rato para desahogarse,  pero no se resignó a ese cruel destino. Decidida a alargar la vida de su hijo por muchos años trató de calmarse, se sentó en una piedra y, con mucha delicadeza, comenzó a rasgar los pétalos del crisantemo en finísimas tiras hasta que cada uno quedó dividido en miles de partes.

Cuando terminó, regresó a la cabaña del anciano y le mostró la flor. El hombre, con mucha paciencia, se puso a contar los pétalos, pero eran infinitos y le resultó imposible.

Se atusó su larga barba blanca, suspiró y miró a la mujer con una sonrisa.

– Tengo buenas noticias para ti. Esta flor tiene miles y miles de pétalos, y eso significa que tu hijito vivirá muchísimos años. Seguro que se casará y tendrá y muchos hijos y muchos nietos, ya lo verás.  Ahora, regresa junto a él y confía en su recuperación.

– ¡Mil gracias, señor! Jamás olvidaré lo que ha hecho por mí y por mi familia.

La mujer, desbordante de felicidad, volvió a casa y entró en el cuarto de su hijo. El chiquitín ya no estaba inmóvil en la cama, sino sentado sobre unos almohadones,  sonriente  y comiendo un plato de sopa ¡Se estaba recuperando!

Pocos días después, el color sonrosa

do de sus mejillas indicó que había sanado por completo

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do de sus mejillas indicó que había sanado por completo.

Cuenta la leyenda que desde entonces los crisantemos ya no tienen cuatro pétalos sino muchísimos, tantos que nadie es capaz de contarlos todos ¡Puedes comprobarlo cuando veas

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⏰ Última actualización: Nov 09, 2020 ⏰

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