ACLARACIÓN: LA AUTORA DE ESTA FIC ES LA CHICA DE LA CUENTA DE INSTA @WATTPAD_ES_MI_VIDA. SE SUPONE QUE ES UNA HISTORIA CORTA (UN CAPÍTULO) PERO SI TIENE ÉXITO HABRÁ PARTE 2.
He vivido en París toda mi vida, por lo que la Torre Eiffel es algo que veo a diario, sin embargo este verano es diferente. La Torre está decorada con los aros de los juegos olímpicos y por las noches la alumbran de los colores de los diferentes países que participan. Yo no he tenido tiempo de ver las competencias porque en verano es cuando más trabajo hay, y si los juegos olímpicos se celebran a una cuadra del bar donde trabajo, el trabajo se triplica.
El bar está lleno, yo voy de una mesa a otra entregando bebidas y tomando pedidos, hay música y mi cabello se pega a mi frente por el sudor. Al fondo del bar, en la mesa más aislada, hay un chico que se encuentra sentado solo, ajeno al caos que es el lugar, su mirada está perdida en la nada, decido acercarme a él.
—¿Te puedo traer algo de beber?
El chico levanta su mirada y sus ojos se encuentran con los míos. Hay un bello contraste entre su piel morena y sus ojos claros que denotan tristeza.
El chico suelta un largo suspiro —una cerveza.
—Enseguida.
Tomo unos pedidos más y luego empiezo a repartir las ordenes, —aquí tienes —le digo al chico, se ve de unos 22 años —¿Quieres algo más?
—Otra cerveza. —dice cortante.
El resto de la noche es rara, cada vez que me acerco a preguntarle si quiere algo, él pide una cerveza que yo le llevo y él no bebe. Sobre su mesa ya hay siete tarros de cerveza llenos que él únicamente contempla. El bar cierra a las 12 de la noche, por lo que a las 11:30 la gente empieza a retirarse y todo se vuelve poco a poco más tranquilo. Estoy haciendo un recorrido por las mesas de las personas que aún siguen ahí para anunciarles que pronto cerraremos. La mesa del chico de las cervezas es la última a la que voy.
—¿Disculpa? —él levanta la mirada —cerramos en 15 minutos, ¿Pedirás algo más o te traigo la cuenta?
—Otra cerveza.
—¿Es enserio? —pregunto incrédula, él levanta una ceja confundido, la forma en la que le hablé no es propia para hablarle a un cliente, pero es que jamás había visto a alguien pedir tantas cervezas únicamente para observarlas, esbozo mi mejor sonrisa —enseguida.
Le llevo la octava cerveza que se une al grupo de las cervezas que están siendo observadas detenidamente. Como el ambiente ya está mucho más tranquilo, puedo acercarme a Rosa, la otra mesera y la encuentro mirando una cerveza.
—¿Qué haces? —pregunto.
—Observar las cervezas para tratar de descubrir que les ve el cliente guapo de allá —ella responde y me hace soltar una carcajada mientras sirvo una cerveza —¿No me digas que pidió otra?
Me encojo de hombros y ambas reímos por la situación, Rosa me dice que se tiene que ir a su casa y yo me quedo a pedirle a la gente que se retire para poder cerrar el lugar. Me acerco a la mesa del chico con mi charola dispuesta a recoger todas las cervezas.
—¡¿Qué haces?! —exclama molesto.
—Recoger —hago una seña a todo el lugar, las sillas ya están sobre las mesas y ya no hay ni una persona aparte de él y de mi, él parece estar perdido en otra dimensión y no haberse dado cuenta de que ya cerramos —a menos que planees beberte esto en un minuto, tengo que llevarme los tarros.
—Lo haré —dice decidido y toma un tarro. Este chico es extraño. Su mano tiembla mientras dirige la cerveza a sus labios, parece estar al borde del llanto.
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Un fugaz encuentro con Thomas Ceccon
RomanceDurante las Olimpiadas, las luces de París brillan más que nunca, pero detrás de la emoción se esconde una historia de pérdida y dolor. Detrás de la fachada de un apuesto atleta de natación olímpico se esconde un pasado oscuro y una profunda tristez...