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El ocaso que atravesaba el enorme ventanal y se encontraba con el iris marrón de Yibo creaba un claro café almendrado en su mirar, que en definitiva sólo aumentaba sus atributos varoniles. El sonido del segundero hacía eco en la gran oficina donde residía. Espera con paciencia la hora exacta para escapar de su trabajo. 

Baja sus párpados y sus espesas pestañas descansan encima de sus pómulos, le agrada el silencio que lo rodea porque cuando es así puede recordar con exactitud la melodiosa voz de cierto hombre. Sus poros se yerguen uno a uno al sentir como si su cuerpo se transportara a ese restaurant-bar, sentado en una de las mesas del centro y su mirada clavada en el escenario dónde ese alto hombre se dedica a arrullarlo, a estremecerlo y a dejarlo sin aliento con su presentación.

El recuerdo es vivaz, casi palpable, pero en el momento que abre sus ojos se encuentra otra vez en su desolada oficina. Al menos falta menos para irme, piensa. En realidad no lleva la cuenta exacta de las veces que se ha ido de su trabajo para observar a este chico, sólo está consciente que de la nada ordenó a su secretaria dejar libre su agenda los viernes y sábados después de las 7 pm.

Wang Yibo era uno más de los empresarios que han decidido alejarse de todo y dedicarse de lleno a su trabajo aunque esto implique dejar el lugar donde nació y creció. Después de todo, era un alma solitaria que buscaba darle algún sentido a su vida... Así fue como terminó teniendo como destino Las Vegas.

La vida en Las Vegas es un tanto ajetreada, pero logró adaptarse con rapidez, no obstante cuando realmente necesita que pase el tiempo más rápido, todo parece ir en su contra. Ir a escuchar cantar a este chico era una escapada de la realidad. Xiao Zhan pese a ser una persona, era el lugar más seguro dónde Yibo podría elegir pasar el tiempo, aunque no precisamente junto a él... sino a unos metros admirándolo en silencio. 

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Se ha duchado y vestido con ese estilo que ha adquirido al pasar de los años, sin embargo cada que salía a visitar ese lugar no podía evitar querer ir lo más presentable posible; y era algo ligeramente tonto, pues él realmente quería ser notado por ese alguien, pero de alguna forma llevaba meses sin lograrlo.

Wang Yibo tampoco era tonto, tenía su conexión especial con Hai Kuan, dueño de ese enorme bar nombrado Zhuliuhai, pero ¿Era necesario usar a alguien más para llegar al cantante? No. ¡Bien! ¡Quizá sí era necesario, pero él no lo haría! Yibo encontraría una manera de acercarse sin parecer un acosador más, porque sí, aquél hombre que era presentado bajo el nombre de Xiao Zhan era terriblemente encantador, su porte era tan etéreo, sudaba sensualidad y confianza en una combinación que explotaba con fuerza en su mirar pese a que la mayoría de sus interpretaciones eran melodías suaves, una vez que ponías los ojos sobre él, ya no había vuelta atrás.

Esa fue la razón que generó que varios depravados y acosadores se acercaran a él, ya fuese al finalizar su presentación o fuera del restaurant. Siendo el mismísimo Hai Kuan el encargado de que cada uno de ellos no volviera a pisar sus terrenos, nada ni nadie tocaría a esa brillante estrella.

De cierta forma, Hai Kuan lograba poner a Yibo en un estado de celos, aunque el mayor le recalcara que no tenía ninguna relación con Xiao Zhan, Yibo no podía aceptar que Hai Kuan protegiera tanto a un empleado suyo sin tener segundas intenciones.

Yibo ha intentado tomar la iniciativa en este asunto emocional, ha estado pensando en mandar flores, chocolates e incluso peluches, pero por dios eso no quedaba lejos de parecer un acosador más en la lista de Hai Kuan, lo que menos quería era ser alejado de la persona que había llegado a su vida para darle una pizca más de color a esta.

Close to you || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora