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Al finalizar la velada, Yibo suele hospedarse en hotel que está frente al restaurant, a comparación de otras personas, él tiene un hogar al cual volver, sí tan solo pudiera llamarlo realmente así, pues no se siente como uno. Sus padres ya no están en el mundo de los vivos, no tiene hermanos, mucho menos pareja, sólo un par de dulces cachorros corgi que lo esperan en casa. No se preocupa tanto, pues ahí mismo vive una mujer mayor que se encarga de alimentarlos y mantener aseado todo, pero sobretodo de hacerle compañía las veces que llega a estar ahí. 

Mary era una mujer muy cariñosa con él, era hogareña y cocinaba delicioso. No podrá olvidar nunca el día en que la conoció, era un año nuevo, había demasiada ventisca y al ser de la tercera edad se ganaba la vida día a día, al salir de una 'junta' en un lujoso hotel Mary lo detuvo ofreciéndole unas llamativas luces de bengala. Yibo no recordaba la última vez que había sonreído así, con tanta ternura ante la escena, no sabe si fueron esas mejillas sonrosadas de la mujer o esa aura de amabilidad lo que lo hizo realizar algo inesperado.


– Madame, ¿Tiene usted con quién pasar año nuevo? – pregunta Yibo tomando entre sus manos cubiertas por guantes de cuero las de la mujer.


– No, mi niño, pero sé que tú sí...Vamos cómprame una bengala para que la compartas con tu pareja.


Las pupilas de Yibo resplandecen, comienzan a florecer en su interior ganas de llorar. Le sonríe de nueva cuenta a la mujer y contesta su propuesta.


– La tendré si me permite comprarle todas las bengalas que tenga. A cambio pido su presencia en mi cena de año nuevo.


La señora está anonadada ante la invitación.


– Mi niño... ¿Cómo podría?


– Vámonos Madame. – Yibo no da tiempo de responder a la mujer mayor, agarra con firmeza la bolsa que traía cargando ella y llama a su auto, invitándola a subir. Ella aún duda, pero debido al paso de los años, la vida le ha enseñado a no temer ni siquiera cuando la hora de su partida se presente, por lo que entra al auto confiando en el amable hombre, con quien jamás le cruzó por su mente que llegaría a cambiar toda su vida.


Ha estado de pie frente a la puerta de su habitación lo suficiente que incluso ha recordado su pasado con la dulce Mary. Sonríe de medio lado y suelta un jadeo al pensar, la vida no parece tan desagradable después de todo.

Ingresa la clave en el aparato táctil y antes de dar un paso escucha a otra persona tararear una de las dos canciones que esta noche lo hizo llorar. Sus pies parecen haber quedado pegados al suelo con resistol, no entiende la razón detrás de su nerviosismo, pues son muchas las personas que vienen a presenciar al joven cantante. Es sólo una corazonada pero se llena de valentía y gira su rostro para verlo.

A unos metros de él alguien más busca en su bolso algún objeto mientras tararea. Esa persona es un chico y esa persona es alta, Yibo cree que incluso más que él por varios centímetros, el estilo de su ropa es tan jovial y se nota que es cómodo también. Sus ojos viajan más arriba, una bufanda rodea su cuello y cubre parte de su rostro, trae puestos unos lentes de cristal redondo, su cabello no está peinado sino que está lacio y luce un poco desordenado por lo que cae encima de los lentes sin llegar a cubrirlos.

Close to you || YiZhan ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora