Parte 2 FINAL

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El beso proveniente del joven era algo torpe, si, inocente también, pero eso no significaba que no fuera exquisito para el mayor, incluso pensaba que era único, el mejor como nunca en su vida aunque sonara cursi viniendo de alguien oscuro como él; no le importaba, lo estaba disfrutando y como era una excelente oportunidad, no la desaprovecharía.

Conforme pasaron los segundos, el beso se fue intensificando cuando Sebastian tomó el control para guiarlo hasta pasar de estar sentados a dejar la espalda del menor en el colchón mientras él se coloca encima sin separarse.

Ciel dejó escapar un pequeño gemido cuando unos colmillos mordieron con suavidad su labio inferior para permitir la entrada a su cavidad bucal la experta lengua de su ahora compañero de esta travesura.

Aquel sonido encendió el lívido del demonio, quería escuchar más, quería provocarlo más. Sin dejar el juego entre sus lenguas, se deshizo de sus guantes para recorrer el cuerpo que se ha encargado de vestir y desvestir tantas veces en el pasado y que sabía, que a partir de ese momento, las cosas cambiarían, no sabía con exactitud si para bien o para mal, pero si fuera lo segundo, tomará el gozo del momento.

- Como usted ha tenido en toda la noche - mientras le hablaba el mayor, con besos húmedos recorría su pecho - la curiosidad de mis colmillos - suspiros a lo bajo inundaban la habitación - permítame demostrarle lo que pueden hacer.

- Ah... Se... Sebas - con una mano intenta tapar su boca con la intención de quizás evitar que aquellos sonidos salieran sin su autorización impulsado por la sensación de que su pecho era consentido con un recorrido de besos húmedos, y que ahora esos labios se iban desviando a cierto punto.

- Tan dulce - el demonio saborea con gusto uno de los rosados pezones de su contratista mientras que con una mano atendía a su par.

El experto ser opta por emplear sus colmillos para morder un poco aquella zona que le ha resultado escuchar gemidos más sonoros de la persona a quien con gusto está ofreciendo una agradable tortura del inicio del placer.

Complacido, intercala la mordidas entre succiones y lamidas que sabe bien que al despertar se volverán marcas visibles, testigo de esta madrugada que ya sabe a gloria.

Dando un poco de tregua a esta parte, sin dejar su labor de marcar todo lo posible a su paso, va bajando de a poco, pasando por el suave vientre del conde hasta llegar a la tela que esconde cierta anatomía del adolescente que está seguro que aún desconoce los secretos y la diversión que puede esconder su cuerpo.

- ¿Q-qué haces, Sebas...tian? - con voz algo temeroso pregunta el menor al notar dos cosas: que el demonio se quedó en su parte baja y que justamente en esa parte, "algo" estaba despierto - N-no veas...

Con sus manos intenta tapar aquel lugar que en estos momentos le avergüenza que le vean en ese estado, mas fue impedido por una mano aún más grande que fácilmente atrapó las suyas.

- Que no le apene, es natural. Si me permite decirlo, aunque aún así lo diré, me siento alagado de que me salude de esta forma.

- ¡Idiota! Déjate de... N-no... Ah... Sebas...

Para impedir que el menor siguiera quejándose, el astuto mayordomo, sin soltar las manos de su amo, con la que tiene libre, y con la yema de sus dedos, toca sobre la tela lo que yace debajo esperándolo con ansías, que por supuesto, él afortunado, le daría toda la atención que se merece.

Para mayor comodidad, el ahora vampiro, se queda en el suelo, teniendo a su disposición una buena vista, que se convertirá en mejor cuando le quite ahora la ropa interior.

- ¿Qué... Piensas... Hacer?

- Como usted ya tuvo muchos dulces - habla muy cerca del miembro erecto del joven con toda intención de que sienta su aliento para provocarlo - es hora del "truco".

La noche especial del demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora