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"Querido Jeno.

He tratado de decirte esto durante mucho tiempo pero siento que terminaré como un idiota. No puedo evitar sentir mi estómago revolotear cada que estas con ella, siempre supe que yo era el que estaba mal y trate de evitar esta carta. Lo lamento. No he tenido el valor de decirte esto directamente. Solo espero que me puedas perdonar.

¿Recuerdas cuando fui a tu casa y me quedé a dormir? Realmente he dormido muchas veces en tu casa jaja, pero esa vez en que hicimos un mini concierto de Michael Jackson y su más reciente discografía, ¿Lo recuerdas? Ese dia habiamos preparado la sala de tu casa, frente al pequeño televisor, tu madre nos hizo chocolate caliente mientras veíamos caricaturas como si fuéramos niños todavía.

Habían muchas cobijas y almohadas en el suelo, ese día trate de dormir como un tronco porque había ido a tu casa en bicicleta, ¡Jeno, vives en una tonta montaña! Siempre quise que vivieras junto a mi, pero las cosas no siempre son como las quieres, ¿Verdad?

Esa noche, mientras veíamos un episodio de ThunderCats y yo me moría de frio, fuiste a cerrar la ventana y bajaste el volumen de la televisión. Recuerdo que te mire molesto pero cuando vi tu cara, algo en mi me dijo que me preocupara. Parecías nervioso, entonces yo también lo estuve.

- Nana, hablemos de algo- iniciaste sentandote en el suelo junto a mí, recuerdo que tus manos estaban entre tus piernas y tus ojos miraban distintos puntos de la habitación. Te veías realmente adorable. Yo solo asentí mientras esperaba que volvieras a hablar-. ¿Recuerdas esa chica que es un grado menor que nosotros?

Claro que lo recordaba. Siempre la mirabas hipnotizado cuando pasaba frente a nosotros, incluso sonreías como un tonto cuando ella te saludaba diciendo tu nombre. Esa misma noche me contaste lo enamorado que estabas de ella.

Me contaste como tu corazón se aceleraba cada que ella iba hacia ti. Que tus manos sudaban y sentías las estúpidas mariposas en tu estómago. Que luchabas contra tus impulsos de ir corriendo con ella para besarla y decirle cuanto te gustaba. Era cómico, porque justo yo me sentía de esa manera contigo, pero en ese momento, mi corazón se hizo pequeño y dolió como si le encajaran millones de espinas.

Las palabras salían tan dulces de tu boca, pero a mi pecho le sabía agrio.

Solo pase mi brazo por tus hombros y me recosté ahí. Esa noche lloré silenciosamente mientras tu dormías entre mis brazos temblorosos.

El frio de invierno se había sentido más helado desde ese momento, pero no fue impedimento para que yo quisiera seguir pasando mis días junto a ti. Todos los sábados por las mañanas íbamos a tus entrenamientos de baloncesto. Siempre supiste como manejar la pelota y moverte por toda la cancha mientras yo nunca supe como quitar mis ojos de ti.

Eras tan hábil y te veías realmente como un jugador de las ligas mayores, siempre estuve orgulloso de ti. Era un sábado por la mañana, faltaban solo días para ser navidad y el clima iba bajando su temperatura cada segundo que pasaba, íbamos camino a tu casa y te diste cuenta de que yo moria de frio. Siempre fui muy friolento.

Tu ibas muy sudado y parecia que tenias calor. Me ofreciste tu suéter negro. Ese que siempre llevabas cuando salíamos, ese que tenia tu aroma impregnado. Yo lo tome y evite las ganas de frotarme el suéter en la mejilla, juro que lo hice. Pero tu tienes mas fuerza en mi que yo mismo.

Te di las gracias y sonreíste de esa manera tan linda que solo tu puedes hacer. Entonces quise que tu sonrisa fuera solo mía, pero como dije antes, las cosas no siempre son como las quieres.

- Te ves tan adorable, Nana- dijiste sacudiendo mi castaño cabello, en ese momento sentí mis mejillas arder y recuerdo a la perfección lo siguiente que dijiste-. Se te ve mejor a ti que a mi.

Heather~ Nomin [ONE SHOT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora