Palabras soñadas

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Él no sabía las cosas que pasaban en su cabeza.

Para Armin, Levi siempre fue un misterio difícil de descifrar. Las noches en que disfrutaban de la compañía del otro, y donde se sumergían en lujuria era algo que jamás cambiaría. Disfrutaba cada caricia, cada suspiro y cada placer que podía otorgarle el mayor.

Sin embargo, eso no evitaba que un sofocante sentimiento de inseguridad aflorara desde lo más profundo de su corazón.

Porque cuando terminaban y ambos caían rendidos en la cama, Armin se moría de curiosidad por saber qué era exactamente lo que sentía Levi por él, por saber qué pensaba cuando le quitaba el cabello de la cara para acariciarle la mejilla y cuando le abrazaba para acercarlo más a él.

Jamás se lo preguntaría directamente, era demasiado tímido para eso.

Armin amaba a Levi, y aunque Levi nunca había mostrado interés por otra persona, su inseguridad le hacía creer que tal vez no le quería realmente y que únicamente estaba con él por mero placer sexual.

El rubio veía insólita y absurda la idea de que el soldado más fuerte de la humanidad estuviera enamorado de él. ¿Acaso eso sería posible en algún universo? Se preguntaba cuando le veía sentado, sin la más mínima señal de estar feliz o triste, completamente serio, tomando su té negro a sorbos. Nunca creyó que la inexpresividad de Levi pudiera llegar a molestarle.

En ocasiones, cuando Levi le pillaba mirándole por mucho tiempo le preguntaba si pasaba algo, pero Armin no se atrevía a decirle la verdad, por lo que mentía, asegurándole que no era nada importante.

Falta de comunicación. Ese era su problema. Y Armin lo tenía clarísimo, sin embargo tenía la tonta esperanza de que algún día Levi sentiría la necesidad de decirle todo lo que a él le gustaría escuchar. Aunque ya llevaba un tiempo esperando eso y lo comenzaba a desesperar. Seguramente sería más rápido si fuera él quien tomara la iniciativa.

Por lo que tenía dos opciones. Preguntarle directamente o esperar a que Levi le diga sus sentimientos.

No estaba seguro de qué sería lo mejor -o tal vez sí pero se engañaba a sí mismo pretendiendo no saberlo- y se preguntaba si sería buena idea pedirle la opinión a las dos personas en las que más confiaba en este mundo; Eren y Mikasa. Sus mejores amigos siempre querrían lo mejor para él, por lo que sus opiniones era algo que tendría en cuenta, aunque, como les conoce tan bien, ya se hace una idea de qué podrían decirle.

Eren le diría que le pregunte él de una vez para sacar cualquier duda, Mikasa le diría que espere que Levi le diga lo que siente, porque según ella "no hay que apresurar las cosas". Casi puede oírlos argumentar sobre quien tiene más razón e intentar convencerlo sobre qué consejo debería seguir.

Le hace gracia pensar en ello.

Aunque, muy en el fondo y a pesar de que finge que no, él tiene clara la respuesta a su pregunta. No puede esperar por siempre a que sea Levi el que le diga lo que siente si ni siquiera es consciente de las dudas que lo atormentan. Probablemente el mayor no sabe todas las dudas que tiene el rubio sobre él, ya que tal vez para Levi están bien cómo están y no ve necesaria una "declaración de amor". Armin no ve ningún atisbo de inseguridad en Levi, de hecho no parece inseguro de nada. Posiblemente él sea la persona más segura que ha conocido en su vida y admira eso, porque es precisamente lo que le falta al rubio.

De tanto pensarlo, llegó a la conclusión de que hay veces en las que si hace falta "apresurar" las cosas, o dar ese pequeño empujón que muchas veces es necesario para continuar. Y que de hecho, es justamente lo que necesita Mikasa para poder declararse a Eren de una buena vez.

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