Capitulo 19

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[Maratón 3-3]

Traiciones

Pasado, noche 10 de febrero 1997

Las traiciones, como podría empezar a expresar que es sentirte traicionado, incluso traicionar tu mismo, de hecho a veces puede ser una jugada inteligente, mientras que otras, solo un acto de cobardía.

No cualquiera nace siendo inteligente o eso creo yo, todo lo que somos ahora, lo somos por algo. Cada cosa que pasa en nuestras vidas, es un empujoncito a formarnos.

En mi caso, ser inteligente me daba poder, sabiduría y sobretodo el poder sobrevivir.

Desde chica aprendí a prestarle atención a todo, a cada detalle, sobretodo, a las personas, leerlas siempre era fácil, manipular su mente sin que lo sepan que lo estoy haciendo para que me cuenten sus más oscuros secretos, para luego utilizarlos en su contra si eran un riesgo para mí.

Mi niñez fue dura, una madre maniática de control y un padre con complejo de víctima.

Hacia años que había descubierto a mi padre follando con una puta. Mi obsesión creció desde que nunca les ví un acto de afecto, ni en solitario, descubrí que dormían en habitaciones separadas y que mi madre o bueno tía no era la mala, era inteligente y sabía cuál era mi potencial.

Haber visto eso no fue nada, mis padres eran unos retorcidos que torturan gente, había visto más sangre y órganos que cualquier niño a su corta edad.

Y fue algo que siempre me asustó, no el e ver cómo moría gente, si no el hecho de que me intrigaba eso y la sensación de querer hacerlo yo, pero sin mi varita.

Había algo en mi padre que siempre me hizo dudar, y era tratar de que siempre esté de su lado, no importaba como viera a mi madre, si de la peor forma o incluso más bajo, el siempre quería que la viera así.

Mientras mi madre viajaba mi padre metía putas a nuestra casa, se las follaba en el ático.

Nunca trate de entender el porque de las acciones de mis padres, para mí entender a las personas era lo más difícil, porque aunque pudiera leerlas, el porque de sus acciones era algo que nunca sabría, la mente de las personas era todo un mundo.

Y eso de ponerme en el lugar de las personas no era lo mío, mi madre siempre me lo inculcó, si es una amenaza lo destruyes y listo, no ahí que detenerse a pensar en los sentimientos de la otra persona porque es una perdida de tiempo.

Y siempre pensé así, hasta ella.

Cuando mi padre traía a sus putas yo me iba, vivíamos en una casa en medio del bosque.

Astoria y yo vivíamos serca.

Había escapado por la ventana de la cocina, tenía mi mochila, mis libros de hechizos, una botella de agua, galletas y un botiquín de emergencia.
Cuando mi madre se iba, podía explorar el bosque a mi antojo, me era prohibido entrar aquí, mi magia atraía a los monstruos de la oscuridad, se sentían atraiados por ella y también sentían que debían seguirme y protegerme.

Ellos eran una especie de cadáver esquelético, algunos tenían esqueletos de todos tipos, desde seres sobrenaturales a animales comunes sin magia, incluso humanos, una cosa era seguro, ellos no eran buenos, eran maldad pura, se alimentaban de humanos, los devoraban lenta y torturosamente entre manada.

Todavía no e interactuado con ellos, pero me cuidan de noche, me cuidan de las almas blancas que vienen porque mi magia es demasiado poderosa.

OBLIVIATE©  [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora