Cuidando de Harry

Orgullosos de tí cachorro

Habían pasado ya cinco años desde la muerte de James y Lily Potter. Nos encontramos ahora en casa del matrimonio Black-Lupin.
Era sábado, nueve de la mañana, cuando los rayos de sol entraban por la ventana de la habitación del matrimonio. Sin embargo, el único al que parecía afectarle era a Remus Lupin. Este abrió los ojos poco a poco con un poco de molestia por el sol, pero esa molestia se fue en cuanto vio a su marido, Sirius Black, dormido sin camiseta encima de su pecho. Remus con mucho cuidado se levantó, se dio una ducha caliente y bajó a la cocina para preparar el desayuno de sus dos hombrecitos.
-¡Moony!- Ahí venía el pequeño terremoto que vivía en esa casa.-Buenos días cachorro, ¿qué tal dormiste hoy?-Contestó Remus con su amable sonrisa.- ¡He soñado con que era el mejor buscador de Quiddicth de la historia! Como mi papá.-Dijo con una sonrisa y muy emocionado, por recordar las historias que sus padrinos le habían contado de su papá montando en escoba.- Moony, ¿tú crees que papá y mamá están orgullosos de mí?- Esto último, lo dijo un poco desanimado al pensar que sus papás no están orgullosos de él. Sin embargo, una voz detrás de ellos se escuchó.
-Claro que sí mini-cornamenta, tú mamá  y tú papá te querían más que a nada en el mundo, y yo sé que siempre estarán orgullosos de su pequeño cervatillo, y nosotros también estamos orgullosos de tí pequeño. Siempre lo estaremos.- Contestó Sirius Black apoyado en el marco de la puerta. -¡Padfoot!- Corrió Harry a darle un abrazo.
Una vez que se sentaron todos a desayunar los ricos waffles que había hecho Remus, Harry dijo con la sonrisa más sincera e inocente,-Os quiero mucho. A todos.-
Remus y Sirius sabían lo que significaba ese "A todos", lo único que hicieron fue mirarse y sonreír. Ese fue el comienzo de un sábado cualquiera en esta familia.