Hace ya algunos años recibí en el consultorio a un pequeño de 6 años junto con sus padres, parecía un poco tímido, algo muy normal. Sus padres mencionaron que la maestra del niño les había llamado a causa de uno de los dibujos que el pequeño hizo, al preguntar qué era lo que había dibujado él dijo que era la familia tras el espejo negro que compro su mamá. Día tras día pasaba horas y horas dibujando aquella "familia". En vano intentaron separarlo de aquel espejo. Estuve hablando con el infante unos minutos, todas sus respuestas eran adecuadas para un niño de su edad, hasta que pregunte por ese espejo.
- Me han dicho que haces muchos dibujos frente al espejo, ¿Que acostumbras dibujar?
- A la niña que vive ahí, con su mamá y su papá.
- ¿Como son ellos?
Tomo los crayones de la mesa y empezó a dibujarlos, cuando lo mostró ví que no había puesto ni siquiera un punto en los ojos para simular las pupilas, a pesar de que había un color piel entre los crayones no lo uso. Podrían ser los garabatos de un niño pequeño, pero un garabato no lo aprendes de memoria, tal vez este estresado por algún cambio repentino, pero para saberlo necesitaba a sus padres, los llamé y pregunte sobre los últimos cambios que han tenido en su vida, realmente no ayudaron mucho, sólo era ese espejo de obsidiana sacado de una tienda de antigüedades. Decidí investigar un poco más de lo que ocurre al rededor de mi paciente así que para la próxima yo iría a su casa a ver el tan famoso espejo de cerca.
El día llegó, saludé cortésmente a los padres y pase a ver al niño que estaba ante el espejo dibujando de nuevo. Me quedé observando ese espejo por un rato y una sombra paso ante mis ojos, el niño me vio y con una pequeña sonrisa me dijo " ¿La viste?"
- ¿A quien?
- La niña del espejo.
Después de eso volvió a dibujar
Seguí viendo al espejo y detrás de mi escuché que un sillón era arrastrado. "Parece que no le agradas"
- ¿A quien?
- A ellos - señalo el espejo-
Empezaba a anochecer y la iluminación parecía tener fallos, algunas bombillas parpadeaban, pero ya era hora de irme y lo habría hecho pero algo me congelo, ese espejo empezó a humear, salido del espejo un ser que cambiaba de forma a voluntad, primero era una niña, después una mujer, le siguió un hombre y adoptó tantas formas más que no pude reconocer, cada una más horrible que la anterior, alaridos se oían tras esa cosa. El niño se acercó y dijo "viene por ellos" señalando a sus padres, sin pensarlo dos veces tome al niño del brazo y salí corriendo sin ver atrás, días después recibí la noticia de su misteriosa desaparición. El niño ahora vive con sus abuelos y yo no puedo contar está historia a nadie más que está hoja de papel.