Abro la ventana a una ciudad mojada por el viento,
por gotas de música relajante
por sueños aun en cubierto.
Abro la ventana a una ciudad con vida,
con historia dulcemente inconsciente
cual amante que se va para no volver,
sin prisa.
Con un cielo abierto por las nubes cargadas de nostalgia.
Abro los ojos, despierto bostezo ante una realidad hueca por el miedo,
miedo a quedarse sin palabras,
a no estar cuerdo.
Suspiro y no entiendo.
Las lluvias caen pero no los versos
de una utopía desesperada, callada, resentida, amada,
con respeto.