En apenas una hora, todo mejoró satisfactoriamente, y para nuestra sorpresa. Cuando solo íbamos por la segunda jarra de sangría nos llamaron dos amigas, Rita y Laura, para unirse a un Viernes de chicas espléndido. En menos de media hora, ahí estaban, entrando por la puerta de Los Montaditos, dando voces y haciendo que todo el mundo se fije en nosotras. Bravo chicas. Pero esperad, que el destino o lo que sea que se encargue de manejar los hilos, hizo que tras ellas llegaran dos chicos, los cuales resultaron ser amigos de esos dos dioses griegos a los que Milena y yo no habíamos dejado de observar. ¡Esto promete!
Pasada otra hora y consumidas cuatro jarras de sangría, la cosa se puso interesante, era el momento, la señal que tanto había esperado...
- Yo: ¿Alguna lleva la cuenta de las veces que nos han mirado? Yo creo que es una señal. Pondría la mano en el fuego a que ellos están teniendo la misma conversación que nosotras.
- Rita: Ah, pero... ¿Os ha molado alguno o qué? Que yo no tengo preferencia, me los comía enteros, pero no sabía que aquí se estaba cociendo algo. ¡Contad!
- Milena: ¡No se cuece nada, ni hay nada que contar! Bueno, tal vez sí, o no, no lo sé. Ya no sé si hablo yo o el alcohol. Essssssque los dos de la derecha llevan aquí el mismo rato que Jade y yo, y desde esssse momento ella no ha dejado de mirar, y claaaaaro, pues ellos también acaban mirando. Son guapossss, ¿no? Yo me quedaba al moreno de la derecha.
- Laura: ¡Ay por favor! Como le has dado a la bebida - se descojona viva- aunqueeee, creo que yooo no me quedo corrrrta. ¡Hacía tanto tieeeeempo que no me emborrrrrachaba!
- Rita: Vamos a tener que bebernos un par más y parar, al menos Jade y yo, porque a vosotras hay que llevaros a rastras - se ríe. Oye, pues vamos a decirles algo, ¿no? Y más ahora que vamos con el puntito y la vergüenza se pierde. Aunque Laura no sabe ni lo que es eso, pero bueno.
- Milena: No no no no no, quieta, espeeeeeera, espeeeera. Prrrrimero tenemosss...
- Laura y Rita: ¡Hola! ¿Os importa si nos sentamos con vosotros? Que sino no pasa nada, no somos rencorosas, pero para estar bebiendo aquí vosotros y nosotras allí...
- Todos: ¡Claro! Nosotros también lo estábamos hablando, pero no queríamos que nos dierais calabazas - se ríen.
Stop. Necesito respirar. ¡Las quiero matar! Si yo sé que todo esto lo he empezado yo, pero ¿sabéis esas personas que piensan en voz alta y sueltan lo primero que piensan, pero que luego son de lo más vergonzoso y para nada querían actuar? Esa soy yo. Mi subconsciente me ha jugado un mala pasada, como no. Aunque ahora ya está hecho, a si que, Milena y yo nos dirijimos a la mesa de al lado, he imagino que tenemos la cara de "Tierra trágame". O bueno, puede que no, puede que solo tengamos cara de que nuestro cuerpo está lleno de sangría. Deseadnos suerte.
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Volver a encontrarnos
Teen FictionCada cierto tiempo, de vez en cuando, la gente te sorprende. Y, algunas veces, esa misma gente te hace suspirar.