Phantomhive in the Christmas.

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Phantomhive in the christmas.

(Ciel pvd)

¿Alguna vez has pensado cuán insistentes pueden ser las personas que me rodean?
Las fiestas decembrinas son algo que hace un par de años vengo odiando y es bien sabido porque. De hecho es algo que en esta casa, jamás se celebra… Hasta hoy…
De algún modo luego de casi 2 meses de insistencia Elizabeth y Soma lograron convencerme de asistir a una fiesta de Navidad, entendiste bien, asistir. Ese dúo de i… Jamás creí que su dichosa fiesta sería en mi casa.
Y yo que planeaba dormir temprano hoy, ahora desperdiciaré mi noche fingiendo estar medianamente a gusto en algo que desde luego ya odio.

Regalos, banquete, adornos, no entiendo porque tengo que aprobarlo yo si para eso esta el idiota de Sebastián, como sea. Ahora todo está listo y no hay vuelta atrás, la fiesta con todo mi pesar se llevará a cabo.

Toc! Toc!

-Adelante. - respondí sin levantar la vista de mi trabajo.
-Ya es hora my lord, sus invitados están aquí. - habla mi mayordomo frente a mí de forma tímida, este idiota bien que sabe lo que hace, se muestra sumiso como el perro que es.
Y ahora que lo recuerdo, tengo un castigo para él.
-Acércate. - lo llamó mientras buscaba algo entre los cajones de mi escritorio. Ahora si Sebastián, con esto aprenderás que cuando tu amo dice que no en algo debes apoyarlo y no quedarte callado mientras los demás se le van encima.
-¿Puedo preguntar el por qué de tal elección con  el vestuario de este servidor?-
-Porque es tu castigo por quedarte callado mientras los demás conspiraban en mi contra para realizar la estúpida fiesta. - con mi expresión de  clara superioridad ante él levantó el parche que cubre mi ojo derecho. -Y no puedes quitártelo durante la noche. Es una orden. -
-Siendo así no me puedo negar. -
Con una expresión de entero pesar Sebastián procede a ponerse la diadema con astas de reno dando una apariencia que me gustaría fuera miserable, sin embargo es todo lo contrario, no importa cuánto me esfuerce en humillarlo siempre sale victorioso y las astas no son la excepción, el parece un dios de la antigüedad.
-Luces tan patético. - me burlé para ocultar mi verdadero sentir ante tal apariencia.
-Gracias por su halago mi señor. - responde con una sonrisa… ¿burlona?
¿Qué mierda se trae este tipo entre manos? 
-Habla ya demonio. ¿Qué estás tramando? -
-Yo nada mi señor. Sabe que no haría nada a sus espaldas, tan solo quería entregarle esto. - y sin darme tiempo a reaccionar colca en mi cabeza un gorro navideño con un par de orejas de duende. -La señorita Elizabeth las envía para usted. -
-Eres un maldito, con razón tu aceptaste sin problemas. -
-Usted fue quien no me dejó explicarle nada. Aunque si me permite decirlo luce usted muy bien.-
-Halagarme no te librará de culpa. Pensaré en un castigo adecuado para ti. -  respondí indiferente dándole la espalda para que no vea mi sonrojo. Odio sus cumplidos.
-¡Oh! Mi señor…
-¡No te burles de mi!- esa expresión, esa risa, por momentos parece tan humano… Humano…
¡Eso es!
Como mi venganza contra él me aprovecho de que está arrodillado para tomar vuelo y asestar una poderosa patada en su entrepierna logrando sacarle un pequeño quejido que espero sea de dolor.
-Ni siquiera te di tan fuerte, así que deja de estar allí de patético llorón y vamos a recibir a mis invitados. -
Sin esperar respuesta salí de inmediato de ese lugar sintiéndome bastante sorprendido por la reacción de Sebastián ante ese golpe. Se muy bien que esa zona es el punto débil en cualquier hombre, me sorprende que también lo sea en un demonio.
Lo hace parecer casi un humano…
Como sea, ahora tengo su debilidad a mi favor, ahora puedo doblegarlo a mi antojo…

Casi humano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora