DEJEMOS EL MIEDO (Wigetta)

1.7K 90 14
                                    

Eres como un pequeño ángel —susurró mientras veía dormir a ese adorable chico de ojos rasgados y grandes mofletes.

El reloj daba la una de la madrugada, inaudibles sonidos provenientes de algunos autos era lo único que se escuchaba en aquella habitación. Samuel no recordaba desde hace cuanto venía haciendo eso, observar a su compañero de piso mientras dormía. Consideraba que era muy lindo en ese estado. Se veía tan indefenso, tan inocente. Era lo contrario a cuando se encontraba despierto, tan él, tan molestoso e insoportable —en el buen sentido de la palabra—. Estaba tan inerte en sus pensamientos cuando la casi inaudible voz de su amigo pronunciando su nombre lo sacó de su trance e hizo que su cuerpo se tensara. Por un momento pensó que  había sido descubierto, pero su pulso volvió a un ritmo normal cuando se dio cuenta que este seguía dormido. Muchas veces le había escuchado  susurrar su nombre entre sueños pero, al llegar la mañana, hacia cómo si nada hubiera pasado. Sin embargo, la vida a veces te da sorpresas y Samuel nunca imaginó que podría llegar a ser uno de esos días.

Llevó su mano lenta y sigilosamente a la mejilla del contrario como solía hacerlo casi todas las noches. Amaba sentir su piel, era tan cálida y tan suave. Sin pensarlo dos veces se acercó al menor y besó la comisura de sus labios con tal cuidado que hacia pensar que su hermoso y molestoso compañero de piso estaba hecho de la más fina porcelana. Casi pudo sentir el contacto de sus labios y como su corazón martillaba contra su pecho. Nunca antes había hecho tal cosa y le parecía algo descabellado, pero la circunstancia en la que se encontraba y el hecho de poder ser descubierto sólo hacia que sus ganas de cometer cualquier locura aumentasen. Siguió acariciando la mejilla del contrario, observando su perfecto rostro a escasos centímetros. Quizá fue cosa del momento o producto del sueño pero pudo percibir un leve sonrojo en el menor. Sin permiso alguno, y no es que fuera a pedirlo, se acercó lentamente a él y depositó un suave pero largo beso en los cálidos labios del pequeño. Sabía que al hacer eso se la estaba jugando de una manera increíble pero nada le importaba, la culpa la tenía su compañero por ser tan terriblemente perfecto. No supo como, pero en un determinado momento sus párpados se cerraron cayendo así, en el mundo de los sueños.

Cuando abrió los ojos la oscuridad y la suave luz proveniente de una lámpara fue lo primero que inundó sus ojos. Al girar se encontró a un Guillermo acurrucado en su pecho mientras su cintura era acorralada por los esbeltos brazos de éste. Al principio consideró esta situación como algo muy tierno pero al recobrar la consciencia de lo que estaba sucediendo no pudo si no, sentir temor. ¿Su compañero se habría despertado en medio de la noche y lo habría visto echado a su lado? Y si fuera así, ¿recordaría lo sucedido en la mañana? Sintió como su estómago se resolvía con el simple hecho de pensar que la había liado así que, con una gran cautela, retiró el brazo que lo acorralaba y salió de ahí lo más sigilosa y rápidamente posible. Le tomó unos segundos llegar a su habitación y reprocharse por lo descuidado que había sido.

Cuando los fuertes rayos del sol ya resplandecían en todo el departamento, ambos chicos se despertaron. Samuel no podía sentirse más preocupado, no sólo por lo sucedido hace unas horas si no también por otra cosa, ¿dónde demonios había dejado su celular? Había estado buscando en cada rincón de la casa, malogrando la perfecta simetría de las cosas y todo para nada. Guillermo, por su parte, se sentía confundido. Podría jurar que había visto a su compañero de piso durmiendo plácidamente a su lado, hasta recordaba haberse acomodado entre sus brazos y lo más importante, haber sentido el contacto de sus labios con los de él. Quizá todo había sido producto de su imaginación o de algún sueño pero esa teoría no duró mucho ya que se percató que el descuidado de su amigo había olvidado su celular en su cama. Entonces, ¿no había sido un sueño? ¿enserio su amigo se había acostado a su lado? Y lo más importante, ¿enserio lo había besado?

DEJEMOS EL MIEDO (Wigetta) || ¿Lime?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora