Prólogo

246 11 0
                                    

La idea de la historia no es mía es de Brenxitha chan pero yo la seguiré espero que les guste.

Un encuentro, dos destinos y un futuro incierto.

Fuego. Es todo lo que la chica podía ver.

En el castillo de la nación de fuego se estaba tramando un golpe de estado, dirigido de entre las sombras por un personaje siniestro, cuyo objetivo era el sembrar el caos. El rey Heartfilia corría a lado de su hija, y uno de sus soldados más leales, Loke.

−No tenemos mucho tiempo -decía Loke, un joven de un peculiar cabello color naranja, mientras se movía a través de un estrecho pasillo.

El rey Heartfilia, un señor de aparentemente 40 años, de cabello castaño y mirada cansada, le observaba atentamente. El golpe de estado había comenzado minutos atrás, tomándolo a él y a todos los guardias totalmente con la guardia baja. Desde que él había tomado el cargo como señor del fuego, la nación del fuego había estado en completa paz, logrando complacer en medida de lo posible las exigencias de su reino. No habían quejas de su trato hacia sus súbditos, de hecho, era muy apreciado por estos, entonces, ¿por qué se estaba dando ese golpe?

Durante varios años él fue consciente del peligro que se enfrentaba, sin embargo, decidió suponer que tales "rumores", eran falsos, después de todo, el mundo había estado en paz por muchos años gracias al avatar. Lo rumores lo guiaban hacia un sujeto que se hacía llamar Zeref. Se decía que él planeaba hacer lo mismo que Zaheer años atrás, bajo la idea de "el orden natural de las cosas es el desorden mismo". Sin embargo, en eso quedó, sólo rumores. Mientras corría, el rey no dejaba de pensar en lo estúpido que fue al haber ignorado aquellos rumores.

−Papá, ¿te sientes bien? -preguntó una joven rubia, de aproximadamente 20 años de edad, quien corría a lado de él.

−Si hija. No te preocupes -dijo mientras le brindaba una cálida sonrisa.

−¡Rápido! Ya tendrán tiempo de hablar después -exigía Loke, denotando cansancio en su voz. -Si no nos damos prisa ellos...

Pero no fue capaz de terminar de hablar, puesto que una explosión al frente de ellos los impulsó aventándolos hacia atrás.

−¡¿Qué demonios?! -exclamó Loke.

−Así que... ¿intentando escapar, eh? Mal, mal, mal. Eso no debe hacer un rey. Un rey debe quedarse a pelear por lo que es suyo, ¿no es así? -comenzó a decir una figura que salió de entre los escombros.

−T... ¡TÚ!, no... ¡No es posible! -exclamó Jude.

−Sí, si lo es. -la nube de polvo se comenzó a disipar, dejando ver a un joven con cabello rubio y una musculatura muy notoria.

−Laxus...

−Ese es mi nombre, no lo gastes. -dijo el rubio contestándole a Loke, quien sólo le miraba con una cierta decepción en el rostro.

−¿Por... por qué? -fue lo único que el joven pudo decir.

−¿Por qué? -repitió Laxus a manera de burla mientras fingía reflexionar -Oh, no sé, tal vez porque... -el joven rubio comenzó a caminar de entre los escombros, acercándose cada vez más hacia Loke - tal vez estoy harto de seguir ordenes de un viejo, como ese que está atrás de ti. Nunca te has puesto a pensar, ¿Loke? Por qué debemos aceptar que ese sujeto sea nuestro rey. ¿Por qué hemos de ser gobernados por alguien sólo por el hecho de nacer de la "realeza"? -dijo, enfatizando con desprecio la última palabra.

Avatar: La leyenda del dragón de fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora