El Amanecer Más Hermoso

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Eiji la veía correr, tan pequeña, adorable e indefensa, como si fuera una pequeña hada flotando sobre el campo. Él daría cualquier cosa por hacerla feliz, mientras que ella lo único que quería era jugar con él y estar a su lado.

Nunca en su vida pensó que sentiría este tipo de felicidad. A veces se preguntaba si todo lo que había pasado en Nueva York fue un sueño, pero cada vez que veía a su pequeña, se daba cuenta de que fue muy real.

Ash vivió, y le dió el mejor regalo que jamás recibió.

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La primera vez que lo vió, le pareció un chico más. Si bien era cierto, todos en el bar lo miraban y se dirigían a él con mucho respeto. Su tío le había hablado generalidades acerca de la reputación del joven Ash, pero él no le dió mucha importancia. Para Eiji cada ser humano era más que cualquier etiqueta impuesta por la sociedad.

Una vez se conocieron, los ojos de Eiji simplemente veían a un jovencito rubio con buen físico y una mirada seria. Mientras que para Ash, hacía mucho tiempo que alguien no se dirigía a él de la manera en que Eiji lo hizo, con mucha sinceridad y honestidad.

Fue así como comenzó su historia, con un corto y dulce intercambio de palabras y un desgraciado secuestro y balacera que terminó arruinando el momento y llevándose la vida de un niño inocente.

A pesar de las trágicas pérdidas de aquel día y de los días posteriores, Ash se dió cuenta del tipo de persona que era Eiji. Nunca alguien se había acercado a él de la manera en que Eiji lo hizo. Eiji miraba a Ash por él mismo, no como las personas de su grupo, que si bien lo respetaban y le eran leales, Ash podía percibir algo de temor en sus ojos.

Eiji fue más allá.

El joven japonés quería conocer su vida, su alma, cosa que nadie había hecho antes.

Los días y las vivencias pasaban y Ash y Eiji, cada uno a su manera, se fueron acercando poco a poco. Las situaciones de vida o muerte por las que tuvieron que pasar solo hicieron que ambos se dieran cuenta de lo importante que eran el uno para el otro.

Se enamoraron. Se enamoraron apasionadamente, y aquella noche antes de que se enfrente a Arthur hicieron el amor. Ambos jóvenes dispuestos a darlo todo el uno por el otro y experimentar las mil y una maneras de hacerlo.

Ambas almas se convirtieron en una sola.

Eiji quería que Ash vaya con él a Japón. Ash siempre se mantuvo un poco al margen de los planes de Eiji, no quería hacerse ilusiones. Por mas que planeara o deseara algo, el destino siempre encontraba la manera de arrebatárselo de la manera más cruel. Por ese motivo Ash se mantenía feliz simplemente viendo a Eiji sonreír y pasar los días a su lado. El tiempo diría qué sería de ambos, y así fue.

Tras pasar por tantas cosas intentando proteger a Eiji, el día que él fue disparado, marcó un antes y un después en Ash. Fue la gota que derramó el vaso. Ese momento, destruyó todo lo bello que habían logrado construir, haciendo que Ash se dé cuenta de que si quería proteger a Eiji, su relación no podía ser. Ver a Eiji con una sonda protruyendo desde su nariz, débil y convaleciente, destruyó por completo en Ash la posibilidad de una relación con Eiji, de una familia y eventualmente todo.

Su último encuentro fue lo mas doloroso que ambos experimentaron.

Los dos jóvenes queriendo protegerse el uno al otro, no tuvieron más remedio que dejarse ir. Eiji nunca olvidaría la expresión de tristeza y dolor en el rostro de Ash. Sin embargo al mismo tiempo vio tanto amor, vio su alma brillar en sus claros ojos.

Ese es el último recuerdo que tuvo de él.

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El avión de Eiji despegó y Ash no estaba a su lado. Hasta el ultimo momento Eiji mantuvo la esperanza de que Ash vendría a su encuentro, pero lastimosamente no fue así. Eiji sabía que en Nueva York ya no había peligro, pero pensó que tal vez el joven rubio necesitaba tiempo y por supuesto que se lo daría, él estaba seguro que de alguna u otra manera se volverían a encontrar.

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