Volverte A Ver [j.b.]

Capítulo 1.

Julio 2010.

Le dí un último abrazo. Nos habíamos graduado por fin. La fiesta había terminado y yo me iría. No pude decírselo. Era una maldita cobarde. No podía hacerlo. No podía alejarme de él.

—Nos veremos mañana torpe —alzó la voz, la música estaba demasiado alta.

Estábamos en el hogar de Alondra, celebrándo nuestra graduación, su hogar era lo suficientemente grande como para que la mayoría de nuestra generación cupiera ahí. Controlé las punzadas de mis ojos. Si lloraba, él sabría que algo me pasaba. Me conocía tan malditamente bien. Sin embargo, no pude decírselo. Tuve demasiado tiempo y aún así callé.

No iba a verlo mañana, aquello era obvio, me iría antes del amanecer.

—Si, nos vemos mañana —dije, forzándome a creer que aquello era lo que quería. Y sí, lo era.

—¡Somos universitarios! —exclamó mientras volvía a envolverme en sus brazos. Mi pecho se contrajo ante aquella acción.

—Oye —dije al ver que me apretaba demasiado—, suéltame, mi madre me está esperando.

Él me dejó ir y me revolvió los cabellos

—Te llamaré, ¿está bien?

Asentí y giré, dándome cuenta que era la última vez que lo vería. Caminé, despidiéndome de Cloe, mi mejor amiga y la única que lo sabía. Se aguantó las ganas de llorar al igual que yo y por la forma de mirarme, supe lo que ella pensaba.

—Dile que nunca quise dejarlo solo —espeté—. Promételo que se lo dirás.

Cloe estrechó mis manos y me sonrió con tristeza. La iba a extrañar.

—Claro que lo haré, Mare. —Me abrazó por última vez. Yo me giré y comencé a caminar hacia la entrada; por última vez, giré y lo vi bailando junto con sus amigos que formaban una gran o alrededor del jardín. Ahí debería estar yo. Con él. Me giré, llevándome su sonrisa conmigo.

Cerré de un portazo el auto, mordiéndome el labio.

—¿Lista? —me preguntó mi madre.

No, no estaba lista. No estaba lista para dejarlo.

—Vámonos —ordené.

Y así fué. Me fui sin que él lo supiera. Yo me sentía horrible. Imaginé como él iba a encontrar mi habitación vacía. Como me llamaría y como yo no le contestaría. Todo iba a cambiar y si después de que todo terminara, él me odia, lo aceptaré.

A fin de cuentas, yo no merecía más su amistad.