El Expreso De Hogwarts

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Es mi tercer año en Hogwarts, mi nombre es Luana, y tengo esperanza de que este año sea mejor que los anteriores. Hace dos años entre en Hogwarts, a decir verdad lo esperaba ya que toda mi familia es mágica, el día que llegué a la escuela me seleccionaron en Ravenclaw, desde entonces mi primer y segundo año fueron regulares, estudiar, hacer trabajos, asistir a clases y todas esas cosas.

Estoy en el expreso de Hogwarts, sola, esperando que sean las 11 en punto para partir. En lo que espero leo un libro de Quidditch, no soy muy fan del deporte pero es bastante interesante, de repente escucho que la puerta de donde yo estaba se abre, y veo a un chico alto, con pelo castaño y ojos color miel. Lo reconocí de inmediato, Cedric Diggory, "el chico más lindo de todo Hogwarts", el es un año mayor que yo. A decir verdad siempre pensé que era lindo, pero no me derretida por el como la mayoría de las chicas de la escuela, siempre fui de la idea de que si alguien te gusta es por como es y porque, no se, simplemente lo querés y no podes vivir sin esa persona, y cuando pensás en la idea de no tener a ese alguien cerca es abrumadora.

Cedric entró y me dijo:
-Hola- rascando su nuca como si estuviera nervioso - ¿me puedo sentar?

-Claro- dije asombrada y creo que algo roja.

Pará mí sorpresa se sentó a mi lado y no enfrente, supongo que quería conversar porque luego de saludar me preguntó mi nombre para confirmar si era Luana, no se como lo sabia ni tampoco tenía idea de que estaba al tanto de a que año iba. Luego de responderle intentó decir algo pero fue como si no encontrace las palabras. No le di mucha importancia y seguí leyendo, ya que el empezó a hacer lo mismo.

Pasados 30 minutos nos notificaron que todavía faltaba una hora más de viaje. Me dispuse a hablarle al chico, después de todo estaríamos ahí una hora más.
- ¿De qué trata? - le pregunté haciendo referencia al libro.
-Son los magos más poderosos del siglo XIII-respondió mientas sonreía.

Lo miré a los ojos y vi como brillaban, estaba realmente ruborizada se acercó a mí, me puse realmente nerviosa.


Me levante de mi asiento para comprar algunas cosas del carrito de dulces, para ser honesta me salvo de ese momento tan incómodo. Me volví a entrar y le ofrecí de lo que había comprado, acepto una rana de chocolate y seguimos charlando, no recuerdo muy bien de que porque me perdí es su mirada y en su sonrisa.

Mi Primer Amor De Verdad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora