Hola me llamo Lizy y soy una arcangel por lo cual soy una de las "fieles" seguidoras de Dios, pero la verdad es que me gustaría poder ser libre de hacer lo que se me plazca y por eso bajo a la tierra algunas veces ya que es el único sitio donde puede disfrutar aunque solo sea por unos minutos. También admiro en secreto a Lucifer, seguro se preguntarán ¿por qué? Bueno la respuesta es simple lo admiro por qué a él no le importo traicionar a mi padre con tal de estar con su hilo rojo por eso quiero ser como el pero....pero me da miedo lo que me pueda pasarme si le desobedezco a mi padre.
Era un día como todos los demás yo había acabado con mis deberes celestiales bastante rápido por lo cual tenía tiempo libre el cual aproveche para escaparme a la tierra por unos minutos. Me encontraba tranquilamente caminando por las calles claramente con mi forma humana para no llamar la atención.
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(Apariencia humana de lizy)
Estaba caminando tranquilamente mientras miraba a mi alrededor siempre me fascina por todo no importaba cuántas veces lo viera y hubiera seguido así de no ser por qué me sentí observada y no era un humano eso lo tenía por seguro ya que esa mirada provocava que mi piel se erizara pero actúe como si nada y seguí caminando hasta llegar a un callejón vacío donde tome mi forma de arcangel modo incógnito en espera de que ese ser se mostrará ante mi. Los segundos parecían minutos y yo me estaba cada vez más asustada debido a que a pesar de ser un arcangel esta sería mi primera pelea, mi respiración era cortada hasta que por fin lo ví, ví a al ser que más admiraba Lucifer.
Lucifer se quedó al otro lado del callejón viéndome de pies a cabeza durante ese tiempo paso una persona pero no noto la presencia de ninguno de los dos al parecer Lucifer estaba usando el mismo truco que, no sabía que hacer o que decir solo baje mi arma y retome mi forma humana en señal de que no tenía intenciones de pelear con el lo cual pareció darle gracia debido a que comenzó a reír.
Lizy: ¿Q.....que es lo que da tanta gracia?-dije algo confundida y nerviosa a lo que el paro de reír y me miro con una sonrisa
Lucifer: los arcángeles tienen prohibido bajar a la tierra según tengo entendido -sonrie
Lizy: ....- desvía la mirada- los demonios igual
Lucifer: no te preocupes niña no le diré nada al viejo de todos modos no es como si tuviera la obligación de hacerlo- dijo. Mientras movía su mano en señal de que no había nada de que preocuparse
Lizy: ¿Que te trae por aqui? -dije tratando de sonar confiada y firme cuando en realidad me temía lo peor
Lucifer:digamos que tu deseo de libertad me llamo un poco la atención ya que es un deseo algo... peculiar, ¿sabes?, general mente nadie se queja de estar allá arriba -hizo una pausa corta para después seguir- Talvez pueda ayudarte con eso solo debes venir con Migo al infierno y todos tus problemas desaparecerán allí no hay reglar, o al menos no reglas que te limiten.
Cuando lucifer dijo lo último se me iluminaron los ojos de inmediato en verdad anhelaba eso pero el miedo me lo impedía no sabía que hacer y comenzaba a temblar debido a la presión que comenzaba a sentir, está era una decisión muy importante que de seguro marcaría el resto de mi vida, estaba nerviosa y emocionada tenía una mezcla rara de sentimientos y sentí como mi estómago comenzaba a revolverse no sabía que hacer.
Lizy:lo pensaré - esas fueron las palabras que logré articular después de unos minutos ya que por más que su oferta me fascina ra devia analizar los pros y contras de esta situación
Lucifer: -sonrie- está bien pero si decides venir con Migo llámame vendré en un abrir y cerrar de ojos- dijo mientras me entregaba una tarjeta a lo que lo mire confundida mientras recibía la tarjeta- solo basta con que dejes caer una gota de tu sangre a la tarjeta y vendré de inmediato
Lizy:en cuanto esté segura de mi decisión le daré mi respuestas, le agradezco por tenerme en cuenta señor Lucifer- me incline en señal de respeto
Una vez acabe de decir eso el desapareció en medio de una nube negra y yo solo fuy a un parque cercano para asimilar todo lo que había pasado este día hasta que comenzó a anochecer y tuve que volver, rogando en mis adentros que nadie se haya percatado de mi ausencia en el cielo y por suerte así fue.
