Para vos… Juan, “un regalo para el alma”, de un recuerdo que creo vos lo tendrás como yo, incorporado como sensación y como imagen…por los momentos lindos que compartimos en la infancia.
Para vos, con el cariño de siempre…Tu hermana
Nuestro Patio
En mis recuerdos más lejanos y felices, apareció: “nuestro patio”…así, casi sin cerrar los ojos… y sin soñarlo… con los mismos colores intactos, cada detalle, inolvidable, en su lugar, su magia, su luz, su atracción que nos llamaba todos los días a jugar…Esa columna cuadrada y alta, ocupando su lugar de privilegio, para que no dejáramos de tocarla al pasar, nunca era inadvertida: separando a los dos patios…el del techo y la ventana a rombos, con la imagen de mamá cocinando… desde ese lugar, como continuación de la casa comenzaba nuestro patio…una puerta misteriosa, con una ventana al lado, con las mismas rejas a rombos para trepar y debajo las bicicletas descansando por un rato…
Después de acariciar la columna pasábamos al otro patio, aquel…con todo el sol!!...lo recuerdo con sus paredes viejas, que nos contenían y hacían de ese espacio un lugar único, allí nuestras fantasías de la infancia podían ser… con su color rosado y tiza… con esa escalera a la izquierda, gran tentación!! para llegar hasta esa terraza prohibida, subir cuando nadie nos veía…esos escalones irresistibles y el primero...importante y redondeado para sentarnos a hablar, quien sabe de qué cosas. Recuerdo esa sensación de llegar, ayudados por un pasamanos de pared muy ancho para nuestras manos… y por fin!! ese último más grande, el descanso y allí quedarnos a mirar hacia abajo, por un costado los árboles de los vecinos y uno de mora especial que no paraba de ensuciar el piso de ese rincón especial, de nuestro patio, que desde arriba contemplábamos y desde abajo explorábamos sus rincones que guardaban lo que no servía, ropa colgada, un piletón, un motor ruidoso para el agua en el medio, tan amigo con su canilla, a mano, para el carnaval…
Como olvidar el llegar a esa terraza, a la hora de la siesta en silencio y el imaginar que era un barco enorme, su piso color ladrillo y esa puerta en miniatura que solo vos te animabas y sabías abrir, baulera de cosas guardadas, arañas, que miedo!! y olor a fuerte humedad… …yo no podía imitar tu valentía, de entrar y quedarte…entre quien sabe que cosas guardadas y todo lo que me asustaba, desde afuera te miraba…después la cerrabas y sus vidrios opacos guardaban nuestro secreto hasta la próxima vez.
Así pasábamos nuestras inolvidables horas de juego…en nuestro patio con amigos imaginarios personajes invertidos y con nombres, que en la realidad eran la pala, la escoba, el rastrillo, la mesa de madera y tantos otros….
Ese patio donde un día, enojado estrellaste mi muñeca contra la pared, se rompió y lloré…donde jugábamos a las figuritas desde la escalera hasta la pared…a la pelota que golpeaba sin parar, en fin…donde también había lugar para nuestros amigos del barrio…donde nos reímos tanto…donde tuvimos nuestra primer pileta que Papá Noel nos dejó armada con un caminito de tiza que nos llevó a la gran sorpresa!! Tantos recuerdos…la puerta, de metal, que casi siempre estaba cerrada, pero si se abría…nos conducía por un largo camino hacia el jardín…Pero el protagonismo a nuestro patio, nadie se lo quitaba… decorado, en el centro, con esos azulejos…con rombos y flores raras azules y amarillas, debajo un cantero coronado por dos plantas redondas…
Lo guardaré para siempre integro, imborrable, entre los recuerdos más lindos de mi infancia que compartí con vos, hermanito y amigo.
¡Que lindos recuerdos! ...... gracias por haberme hecho revivir momentos tan felices..... tesoros que uno tiene guardados y no se imagina el valor que tienen. Por eso, cada vez que te sientas triste, agobiada por el peso de una realidad que no entendes, llegate hasta esa casa con un gran pino en su jardín, y en el fondo, una puerta, solo tenes que abrirla, para salir a jugar.
Te quiero mucho hermanita.
