Capítulo 1

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Se quedó estupefacto ante el resultado de la prueba. Pensamientos como: “¿Ahora que va a ser de vida?, ¿Voy a morir?” Invadían su mente. Se dio unos pequeños golpes en la cabeza y parpadeo muchas veces para comprobar que no estuviese leyendo mal o imaginándose cosas “Positivo… VIH positivo…”. Su mamá lloraba desconsoladamente y el sólo mantenía la delgada hoja de papel sobre sus manos, sin a apartar la vista, sin decir nada… Sus parpados caían pesadamente sobre sus ojos, sentía que el tiempo se había detenido, su cuerpo paralizado y su mente apagado. ¿Y ahora qué?

Ahí estaba Luhan, quien apenas hace unas semanas disfrutaba de una activa vida adolescente. Era muy bien visto, un rostro angelical, un pequeño rostro angelical… Sus rasgos faciales eran muy finos, poseía unos labios delgados, que con su blanca piel se hacía notar su color rosado, una nariz tan perfectamente contorneada y puntiaguda. Unas pequeñas y un poco gruesas, cejas, que culminaban en un pequeño pico, y debajo de estas, unas traviesas pestañas y sus ojos… cafés, al igual que su travieso cabello que disfrutaba ser teñido constantemente, desde el color más oscuro hasta el más claro, pues con cualquiera de ellos lograba deslumbrar su belleza. Todo esto junto, cada detalle, hacia a más de una mirada posarse en la suya, en una en que la inocencia se mostraba en su mayor esplendor. “Tan tonto como para dejarse llevar por una cara bonita” era lo que solía decir. Sabía perfectamente de su belleza, lo que lo hacía sacar provecho de esto, lujuria, avaricia, envidia, ego, ego, ego… Era lo que mejor lo describía.

- Mamá ya basta. – Comenzaba el miedo dentro de él a convertirse en desesperación. Esta se giró para verlo y le dio una bofetada.

- Yo no te eduque así Han... ¡Te hemos dado todo! Y ahora esto… - Su voz se apagaba conforme las palabras salían de su boca, y seguía hablando y quejándose más, pero el llanto no permitía a Luhan distinguir lo que la mujer intentaba decir. - Tu padre tiene que saberlo lo más pronto posible.

- Vámonos de aquí, la gente nos está mirando. Lo sé. Iré a hablar con él, sólo dame la dirección de su trabajo. – No era momentopara reproches, toda su vida los había recibido, aunque obviamente era el fruto de todo lo que cosechó. ¿Quién le había pasado tal infección? No sería tan difícil saberlo si no se revolcara con cualquier hombre que se le hiciera atractivo, y luego sin protección… Había tenido la confianza de su mamá quien estaba enterada de su orientación sexual, y de acuerdo con ello, lo que lo hacía feliz, pero posiblemente ella ya no lo vuelva a ver de la misma manera, pues llegaba a escuchar rumores de los amigos de su hijo hablando de las múltiples parejas de este mismo. Su apoyo, su confianza… Aun cuando no era el mejor hijo, ni sus notas las más altas, más bien todo lo contrario, le había fallado gravemente. ¿Y su papá? Era un hombre bastante recto, y de pensamientos muy anticuados. Conocía que trabajaba en una empresa, y tenía un alto cargo, pero ¿en dónde? ¿De qué? Ni idea… Su relación no era muy estrecha. ¿Y qué diría después de que se enterase? Definitivamente prefería no saberlo.

- Iré a casa, encárgate de que se entere – Su madre le dio una pequeña tarjeta con la dirección en donde podría encontrarlo,  se acercó para darle, aparentemente un beso en la mejilla, pero retrocedió con cierto arrepentimiento. – Cuídate – Sus únicas palabras. Calaban. Antes eran alrededor de cinco minutos de “cuídate cariño, come bien, ve con cuidado, te amo…” Ahora, tendría que conformarse. “Trágame tierra por favor” casi suplicaba por no llegar, pero ahí estaba, era un enorme edificio de aspecto muy moderno ubicado en una de las zonas más lujosas Seúl. Antes no había siquierapasado por ahí. Después de dar su identificación, y unas cuantas explicaciones de la persona que buscaba, le permitieron pasar, como odiaba todo eso. Fue llevado hasta una gran oficina por una recepcionista que se percató de su “estoy completamente perdido” y tuvo la amabilidad de ofrecerse a encaminarlo.

- Luhan… ¿Qué haces aquí? ¿Hasta ahora te decidiste en venir a visitar a tu padre? – Con algo de sorpresa y felicidad fue recibido, “por favor felicidad, no te vayas, que bueno que hoy está de buen humor”.

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