Parte 5

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Pasó de estar tres días a la semana a vivir aquí, relataba cómo cada vez se perdía más en el mar de la inconsciencia, un paisaje hermoso pero sin ninguna isla de cordura a la vista, cada vez hacía que la cordura pareciera algo más absurdo y doloroso.

No podía dejar de leer, la forma en que mostraba este mundo como algo absurdo e irreal era hermoso y terrorífico a la vez, miré el reloj y esta vez las horas habían pasado como minutos el atardecer había desaparecido para dejar a cambio un manto frío y oscuro decorado con pequeñas luces.

Repetí esta rutina un día tras otro, llegaba con la excusa de no haber terminado mi trabajo, me sentaba y me sumergía en un mundo lleno de amigos imaginarios, poderes increíbles, amores imposibles con una pizca de realidad.

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