―No puedo quejarme, mi vida ha sido bastante buena... ―pronuncié intentando convencerme a mí mismo de la mentira.
Nunca quise ser un alfa.
Ni mucho menos uno "dominante".
Hubiera preferido mil veces, haber nacido como beta y tener un vida sin muchas complicaciones o lujos.
―Siempre he sobrepasado cada una de las expectativas que mi familia a tenido de mí, ―continué observando mi reflejo en la botella de agua que mi hermano mayor había colocado frente a mí.
Durante toda mi perra existencia he tenido que soportar como todos mis logros han sido justificados por un ser alguien con el gen dominante.
Es como si todo el mundo estuviera esperando que todos los dominantes fuéramos unos genios en todo.
Y para se honesto, aún no logro comprender la fijación de la sociedad por colocar a una bestia en la cúspide de su pirámide.
Los alfas dominantes no somos más que perros sobrevalorados.
―He tenido una buena vida, ―repetí sabiendo que me estaba mintiendo a mi mismo.
Mi vida nunca me ha pertenecido.
Fui producto de una unión planeada por décadas por parte de dos familias dominantes.
―Como alfa dominante dentro de la familia Prescott, la he tenido fácil, ―murmuré esperando alguna reacción por parte de mi "hermano mayor".
―Al fin lo admites, Reid, ―pronunció "mi hermano" sacándome una sonrisa. ―Tu existencia siempre ha sido fácil, podrías haberte dedicado al arte, a la música o a los deportes. Pero quisiste ser mi competencia... Te esforzaste tanto por querer derrotarme y mírate ahora...
¿Derrotarle?
No me hagas reír.
Esto nunca fue una competencia, de lo contrario, nunca te hubieras vuelto adicto a los estimulantes.
Tu deseo por "ganarme" eventualmente te llevará a la ruina.
Puede que mi final llegue hoy, ¿pero qué hay del tuyo?
¿Cuánto tiempo más podrás esconder tu dependencia?
― ¿Me hubieras dejado vivir si no me metía en tu camino? ―pregunté entrecerrando los ojos.
Blue Prescott era el primogénito de mi línea generacional.
Yo era el segundo, con mayores conexiones y una familia con sangre real por parte de mi madre omega.
―No, ―respondió solemnemente. ―Pero te hubiera dado más tiempo.
Aún no entendía del todo como todas esas ridículas novelas y películas románticas celebran a las familias de élite.
El lujo, el dinero y las joyas no aseguran una buena relación.
Después de todo, hay ocasiones en donde la realidad es mucho más torcida que la ficción... Quizás es por eso que convirtieron al lobo feroz (alfa) en el perro con mejor pedigree.
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No quiero amarte
RomanceEl destino le regaló a Reid Prescott una segunda oportunidad para poder corregir todos los errores de su primera vida. A los veinticinco años, luego de ser traicionado y acusado injustamente, Reid muere en condiciones extrañas e irregulares. Sin emb...