Esperen... ¿qUÉ? Hoseok debió poner una expresión demasiado sorprendida porque hasta sus ojos dolieron un poco ¿Él en un vestido? ¿Acaso Jimin estaba loco? No era que jamás hubiera deseado utilizar uno, vamos, la ropa no solo era para las chicas que atendían y además eran hermosos, pero él jamás pensó verse bien en una prenda de tal importancia. Es más, siempre llevaba el mismo tipo de atuendo, de color negro y además bastante simple, no era algo para resaltar. Pero su compañero parecía estar hablando bastante en serio, y parte del personal que estaba con ellos en el salón asintieron, comenzando a desmontar el vestido que seguía, el mismo del cual había leído la etiqueta. Y más pronto de lo que esperó, estaba en uno de los dichosos probadores, observando su cara de pánico mientras Jimin le explicaba como debía ponerse el vestido para no romper nada, debido a que cada uno parecía tener demasiados cristales y brillos, porque así había decidido hacer el diseñador.
ㅡ Muy bien, ahora quítate la ropa.ㅡ Soltó Jimin, y Hoseok juró que vio su alma dejar su cuerpo. Pero obedeció un par de segundos después de recuperarse de la sorpresa, y cuando estuvo listo, se adentró en aquel vestido de tela suave que el otro sostenía a su altura, primero subiéndolo hasta su cintura para después acomodar las mangas de encaje en sus brazos. El corte de ese vestido era bajo, por lo que quedaban sus hombros descubiertos aún cuando lo subió, y por primera vez enfocó su reflejo en el gran espejo, sorprendido por cómo se veía ¿era extraño si le gustaba esa sensación? No podría decir que se sentía como una princesa ni nada por el estilo, como había escuchado a más chicas decir antes, pero se sentía... bonito. Sí, quizá un poco.ㅡ Tienes suerte, es una talla diminuta porque era para una modelo, pero a ti te cerró completamente bien ¿desde cuándo eres tan delgado?
ㅡ Desde que me alimento a base de ramen por culpa de los horarios extra.ㅡ Respondió sin más, resoplando mientras veía como el más bajito sacaba dos prendas más de la bolsa que habían llevado: una era una falda de tul con muchas capas, se montaba encima del vestido, para que tuviera dos impactos, uno más recatado y el otro extravagante y esponjoso ㅡ como un cupcake, pensóㅡ y la segunda, era una parte fundamental de aquel dichoso vestuario, el velo. Esperó hasta que Jimin hubiese acomodado bien la segunda falda para agacharse un poco, acomodando por él mismo, y gracias al espejo, el velo en su cabello castaño y desordenado. Su expresión nunca cambió a una de emoción o siquiera gusto, pero en el fondo, se sentía más vivo que en cualquiera de esos días de la semana. Incluso olvidó todo el trabajo que tenía pendiente una vez su fantasía de Cenicienta terminara, pero la cosa era que uno no podía pensar en otra cosa que no fuera lo bien diseñado y hermoso que era ese vestido.
ㅡ Seok ¿has pensado en casarte algún día? Digo, eres joven, más que yo, pero no se lo digas a nadie ¿okay?
Hoseok solo rió por el comentario, para seguido negar con la cabeza.
ㅡㅡYa sabes lo que dicen de los que trabajamos aquí, Jiminnie, jamás vamos a casarnos, ni siquiera a soñar con ello.
Y era cierto, había un mito, una leyenda urbana por decirlo de alguna forma, que decía que mientras trabajaras vendiendo vestidos de boda, una especie de maldición caería en ti y jamás te casarías. Una prueba de eso, según la gente, era que SeokJin, siendo tan apuesto, aún no tuviera una pareja estable ni un anillo en su dedo, pero todos en aquella casa de diseñadores sabían que era porque en realidad no tenía tiempo para una pareja en ese momento, ninguno de los que estaba ahí. Tenían montañas de trabajo siempre, por lo que era muy arriesgado comprometerse si la otra persona no comprendía la necesidad y amor puestos en aquel lugar. El castaño suspiró, pensando en que realmente sería todo un sueño utilizar un vestido así para un día tan importante, pero no para él. Jimin le indicó que debían ir fuera para que tomaran sus medidas con el vestido puesto, para anotar todo y por fin darle una talla decente para que todas pudieran probárselo, y el joven, muy obedientemente, caminó a penas por el pasillo, sosteniendo la falda para que no se estropeara, aunque era una misión imposible considerando la larga cola que se arrastraba a sus espaldas, sumada al velo. Las personas parecían bastante sorprendidas por cómo la tela se pegaba majestuosamente a su cuerpo, como si hubiera sido diseñado para él mismo, para que fuera suyo, pero Hoseok no podía darse el lujo de comprar un vestido tan caro solo porque le quedaba ligeramente bien. Claro que no, ni en sus mejores sueños. Y ahí se vio, justo en medio del salón, ahora vacío porque las personas que le acompañaban habían ido en busca de cintas para medir, tiaras que le hicieran juego al atuendo y uno que otro vestido para comparar las telas, ni siquiera su compañero se había quedado ahí, y fue cuando el joven pudo relajarse, soltando todo el aire que había estado reteniendo solo por los nervios, mirándose desde todos los ángulos posibles en el gran espejo que tenía en frente.
Lo que no vio, fue a un hombre de cabellos negros, parado justo en medio de la cortina que separaba los ambientes, mirándolo sin expresión pero muy detalladamente, hasta que este se acercó y recién ahí pudo advertir su reflejo en el espejo.
ㅡ Veo que te gusta, ¿cierto? Te queda muy bien.ㅡ Hoseok no conocía ese rostro, pero suponía, por la forma de vestirse de aquel hombre, que se trataba de alguien que trabajaba ahí, aún cuando jamás lo había visto, quizá era nuevo.ㅡ Solo le faltaría un collar, porque tu cuello se ve desnudo y le quita elegancia.
ㅡ Eso no importa, el vestido no es mío, es de un... tonto que los envió esta tarde.
ㅡ ¿Un tonto, dices?
El castaño asintió, abultándo sus labios en un mohín mientras se daba la vuelta para mirarlo. El hombre parecía tener interés en escuchar por qué la persona que había enviado tal vestido era un tonto para Hoseok, y él estaba tan cansado, que no tenía tiempo para medir sus palabras, así que suspiró una vez más, cruzándose de brazos.
ㅡ Ajá, porque ni siquiera avisó que su colección llegaría, y el jefe tuvo que cancelar todas las citas porque los vestidos ni siquiera venían etiquetados ¿Sabes cuánta gente tuvo que mover horarios? Seguro que sí, tú también debiste de hacerlo. Y la próxima semana será un caos ¿acaso no pensó en todos los que trabajamos aquí día y noche? Es desconsiderado, un divo total, ¡además no vino a entregarlos personalmente! Hasta Pinina Tornai viene ella misma hasta aquí.
Estaba tan ensimismado en regañar a viva voz a aquel diseñador desconocido, que no notó cómo el hombre se reía, levantaba sus cejas en alguna ocasiones o solo se tocaba los labios en una sonrisa divertida, y para cuando volteó otra vez, encontró su rostro rojo por la rabia que le había consumido justo en ese momento, no le quedó más remedio que disculparse por el hecho, pero cuando iba abrir la boca otra vez, Jimin y SeokJin entraron juntos, discutiendo algo sobre las medidas, y se detuvieron en seco al verlo a él y además a aquel hombre que lo acompañaba.
ㅡ ¡Dios mío! ¿Pero qué haces aquí?ㅡ Escuchó que SeokJin se dirigió al hombre del cual él aún no sabía su nombre, mirando curioso la escena porque parecían bastante cercanos.ㅡ Debiste decirme que vendrías acompañarnos, YoonGi, podría haber traído a las modelos.
Yoongi... Yoongi... Yoongi...
Hoseok, apresurado, buscó la etiqueta en el vestido, leyendo el nombre del diseñador una vez más, y su rostro palideció de repente.
Acaba de insultarlo en su presencia.
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-' Pide un deseo (o dos, o tres...) ♡ yoonseok '-
Fanfiction❝ ㅡYa sabes lo que dicen de los que trabajamos aquí, Jiminnie, jamás vamos a casarnos, ni siquiera a soñar con ello. Donde Hoseok trabaja en una tienda de vestidos de novia.❞ • Este es un one-shot bajo la temática fluff, dividido en cuatro seccio...