En los últimos momentos de vida de la primera luna creciente Kokushibou finalmente encontró el significado de las palabras de su hermano menor haciéndolo aceptar su destino... Pero las cosas no saldrán como lo esperado.
Después de su muerte lograron...
-(Así que perdí... A pesar de todos los sacrificios que hice, a pesar de haber abandonado mi humanidad y a mi familia no obtuve nada, hice todas esas cosas con el simple deseo de alcanzarte pero aún así con gane nada)- hablaba en sus pensamientos una cabeza tirada en el suelo mientras miraba su cuerpo a la lejanía convertirse en cenizas
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-(Abandone mi hogar, abandone a mi familia y mi humanidad, corte a mi descendiente sin dudarlo y abandone mi pasado samurai... A pesar de haber llegado tan lejos, ¿No obtuve nada?...)- continuo hablando en sus pensamientos mientras podía sentir la mirada de aquellos espadachínes que lo derrotaron
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-(¿Porque?)- se preguntaba en us cabeza mientras las últimas partes de su cuerpo comenzaban a desaparecer -(¿Por qué ni puedo ser como tú, por qué somos tan diferentes?... Contestame por favor... Yoriichi)- fue lo último que pudo decir antes de que todo su mundo se volviera negro y así la vida de la primera luna creciente se apago para siempre
En otro lugar Lugar desconocido
-¿Hmm?- se quejo ligeramente mientras el hombre de largo cabello negro abria los ojos y se levantaba mientras miraba un espacio totalmente oscuro y silencioso
Era un lugar tan oscuro que apenas podía ver su nariz, la ausencia de sonido lo ponía de los nervios mientras que su capacidad para hablar pasaba por alto ante el inmutable silencio
-(Supongo... Que este es mi castigo después de todo lo que hice)- dijo el pelinegro mientras seguía mirando su alrededor con melancolía al no poder soportar el hecho de que siempre estuvo equivocado
Finalmente comprendío las palabras de su hermano, pero ahora, ¿Qué caso tenía?, lo que hizo era irremediable... Deseaba reparar sus errores pero eso era simplemente imposible, y aun que tuviera la capacidad de hacerlo... No tendría el valor de ver a la cara a su esposa e hijos, ni mucho menos darle la cara a aquel que tanto odio ciegamente, no podía disculparse con su hermano menor.
-Hola Michikatsu-niisan- habló una voz detrás del hombre de vestimentas violetas quien al escuchar aquella voz giro rápidamente su cabeza para ver a aquel hombre que siempre tenía en sus recuerdos... Su hermano menor, Tsugikuni Yoriichi pero había algo extraño... En su frente ya no tenía aquella marca con la que nacio