Entre óleo y acrílico

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Público, espectadores, damas, caballeros? ¿Alguna vez caminaron grandes distancias pero iban tan distraídos al punto de que ni siquiera saben cómo llegaron, o sienten como que han caminado mucho y no llegan a ninguna parte?


Sabes cuando eres estudiante inviertes tu tiempo en estudios trabajos, proyectos, salir con amigos, y no conforme la vida, también debes desarrollar una vida social y crear una identidad como futura persona, ciudadano e individuo funcional.

Hay personas que logran llevar esto con calma, pero ese no es mi caso soy mala en lo primero, decente en lo último, y no me va tan mal con hacer amigos.

Pero soy humano señores, cometo errores, tengo derecho a sentir, a equivocarme y no sentirme mal por eso, ni tampoco ser juzgada.

Bien, una vez aclarado esto pasemos a mi justificación, me quede despierta por el estúpido pero importante proyecto de mi profesora, así que cuando me di cuenta de que en algún momento me había quedado dormida ( seguro una vez que le entregue el trabajo y llegué a casa ).

Para cuando me desapendeje, la hora que mis amigos y yo quedamos vernos tras días de planeación ya había pasado, por casi 30 o más minutos, estuve encerrada en mi cuarto toda la noche, sin dudarlo me puse algo cómodo y presentable, tomé mis cosas y salí de casa lo más rápido posible.

Corrí por las calles regañándome por no haber hecho el trabajo antes sabiendo que esto pasaría.

Saqué mi teléfono del bolsillo de mi sudadera y marqué el número de mi amiga con esperanza de que respondiera en señal de que aún siguen esperando por mi.

Al cuarto timbre fue cuando contestó

-¿Dónde están?-

-¡Aquí! precisamente en la entrada, estamos esperándote, loca, tienes suerte que el recorrido se retrasó, tienes una hora para llegar ¿entendiste? -

-De acuerdo ahí los veo-

conteste antes de colgar.

Corrí como si mi vida dependiera de eso aunque se que es exagerado pero así se sintió por un momento.

Comúnmente a esta hora la gente suele estar regresando a sus casa y las personas nocturnas salen para darle inicio a sus vidas laborales o a tomar y ser bañados por las frías y brillantes luces de la ciudad.

Seguí corriendo pero no sentí que estuviera avanzando para nada, algo me dijo que no llegaría a ningún lado, trote para conseguir aire que no sabía que me hacía falta, en eso la gente empieza a chocar conmigo poco a poco lo que al principio eran una o dos se volvieron diez a más gente y todos ellos no tenía un rostro en sí solo piel, sombras en vez de ojos y bocas.

Pare en seco para retroceder y huir de ahí pero la gente sin rostro siguió adelante chocando conmigo avanzando como si nada pasara, de repente una luz me encandiló por completo, parecía ser las típicas luces de los autos pero se volvió intensa que por un momento temí quedar ciega, al abrir mis ojos la gente a mi alrededor desapareció al igual que las casas y edificios, solo era un gran salón tan grande que a pesar de la poca luz que se colaba por las ventanas, se notaba que la habitación era extensa.

Me tense al escuchar unos pasos, eran lentos, suaves que si no fuera por el eco no te darías cuenta de que hay alguien más en la habitación.

El responsable de casi darme un infarto era un joven que parecía tener unos veintitantos. No tenía prisa en llegar, al principio pensé en salir corriendo en busca de una salida pero su gentil voz me detuvo de tomar esa decisión.

-oh ya llegaste querida, te llevo esperando durante un largo tiempo pero esta bien la espera valió la pena, ven sígueme- me dijo con tranquilidad una vez que estuvo enfrente de mi.

Confundida volteé a tras de mí, digo no lo conocía, también un hombre que poseía un rostro de actor de películas románticas se dirigía a mi con tanta familiaridad, después de sacudir mi cabeza y dar vueltas como idiota buscando a alguien mas pero para mi sorpresa y vergüenza no encontré a nadie, lo volteé a ver en estado de shock pero el solo soltó una suave risa haciéndose un lado para que avanzara junto al el.

Lo seguí por el salón hasta llegar a unas escaleras que se conectaban a una puerta, que nos llevó a un tipo de estudio donde algunas pinturas en lienzos se podían ver, el olor del óleo y el acrílico era lo que más destacaba de esa habitación, por un momento se sintió tan familiar.

Ante la luz de las lámparas de aceite y la tenue luz de la luna que se asomaba por las cortinas que cubrían las ventanas, apenas si logró ver su rostro, su tez era pálida como si nunca hubiera dado el sol en su vida, unos creerían que se trata de algún tipo de ilusión divina pero para mi el era tan real como aquella habitación.

-y qué te parece?- me sonreía con dulzura buscando alguna opinión sobre la pintura que se encontraba en el centro de la habitación, le eche un vistazo, quedé asombrada de inmediato por su trabajo, la delicadeza, los detalles de su obra fueron tan acertados que la hicieron ver como una fotografía tan exacta.

-oh no, veo que se acaba nuestro tiempo querida pero al menos pude mostrarlo antes de que te fueras, no como la última vez, pero ni modo espero verte de nuevo mi querida flor de loto- dijo tan gentilmente.

Con su dedo apuntó atrás de mi, por reflejo volteó y de nuevo una luz me cegó.

Una voz familiar me llamó

- al fin llegas te hemos esperado un buen tiempo, vamos la exhibición ya esta por empezar-

-si, vamos hoy van a exhibir una nueva pintura, escuche que la pintura es un bello paisaje o algo así, no lo se, vamos que esperas-hablo otro de mis amigos

sin decir una sola palabra de objeción entre a rastras al gran edificio donde exhibirán una nueva pintura de un antiguo pero famoso pintor llamada "para mi querida flor de loto".

MI QUERIDA FLOR DE LOTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora