14. Todos son una mierda

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Por más que lo intenté no logré disimular mi sorpresa, en cambio la expresión de Zaid cambió a una de confusión.

—Él nunca mencionó a un hermano.

—No creo que le sea agradable hablar del tema —ahora fui yo la confundida tras sus palabras—, Jace murió hace años en un atentado.

—Oh, debe ser por eso —dije.

La idea de un hermano de Daniel aun no la procesaba, estuve en su casa cientos de veces y nunca vi siquiera una foto, un retrato o alguna pista de que había existido otro hijo Coleman.

—¿Sabes hace cuantos años murió?

—Más o menos cuatro.

Ahí dejamos la conversación, vimos otra película, después ellos se fueron, incluida Fanny quien fue la última en marcharse porque antes pasó a dejarme al club.

Llegué y efectivamente estaba Leon solo en el despacho con el computador en sus piernas y con unos lentes puestos, lucía el cabello desordenado y tenía unas ojeras muy marcadas.

—¿Y los demás? —inquirí.

—Debían encargarse de algo importante —respondió sin dejar de ver el computador.

—¿Y que haces aqui tu?

—Alguien debía supervisar lo que pasa en el lugar.

—¿Monica tambien fue con ellos?

—Dania, no quiero ser grosero, pero haces muchas preguntas —dijo—, pero si, Monica tambien fue con ellos.

Opté por callar y solo esperar a que Fanny hiciera su parte, estuve casi una hora esperando, incluso llegué a pensar que se había quedado dormida.

Descarté la idea en cuanto el celular de Leon vibró en su bolsillo, no alcancé a mirar el número pero una parte de mi sabía que era Fanny y lo confirmé cuando comencé a escuchar sollozos y llanto a través del celular.

Estaba a una distancia prudente de Leon pero aun asi se escuchaban los lloriqueos de mi amiga, sonaban tan reales que llegué a pensar que de verdad le había pasado algo. La expresión de Leon cambió en cuanto escuchó a mi amiga y rápidamente se puso de pie y cogió la llaves de su auto.

—Debo irme, Dania —dijo en cuanto colgó la llamada.

—¿Pasó algo? —cuestioné con preocupación.

—Nada, solo son asuntos personales.

Salió del lugar con un azote de puerta, dejé pasar unos minutos antes de acercarme a la pared, presioné el botón que antes había presionado y la pantalla apareció.

Con la mano temblorosa empecé a poner los números.

1.

9.

1.

2.

0.

0.

9.

Un leve ruido me distrajo y vi la pared deslizándose para darle paso a una puerta, suspiré de alivio y miedo a la vez. Esto no tenía buena pinta y me comenzaba a parecer que encontraría cosas que no me iban a gustar para nada.

Y vaya que lo confirmé en cuanto abrí esa puerta.

No había nada de lo que esperaba encontrarme.

Esperaba encontrar gavetas, documentos, contratos o incluso una sala de torturar gente, pero no.

Me llevé una mano a la boca cuando observé la cama en una esquina de la habitación y a el pequeño que yacía recostado en ella.

Tu Regalo (Saga CM #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora