C. 04

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••┈┈┈•• ᴍᴀᴅᴀʜɪɴᴀ ••┈┈┈••

"Es inmoral sentirse mal solo por
haber amado tanto "

"Es inmoral sentirse mal solo por haber amado tanto "

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~En el presente~

Hinata seguía sintiéndose atontada al día siguiente. No sabía si Madara esperaba que ella se fuera durante su ausencia o si debía esperar hasta que él volviera y le dijera que se marchase.

Madara podía haberse casado con ella por todas las razones equivocadas del mundo. Se había aferrado a la esperanza de que el deseo que sentía de ella se convirtiera, con el curso del tiempo, en amor. El hecho de que él se hubiera ido, sin molestarse en llamarla y decírselo, parecía significar que jamás aceptaría al niño como suyo y que ya no la quería a su lado por esa razón.

Pero si eso era lo que él sentía, iba a tener que decírselo frente a frente. Tendría que decirle con toda claridad que se fuera. Ella no dudaba de que fuera muy capaz de hacerlo. Se había dado cuenta, mientras permanecía despierta por segunda noche consecutiva, que no estaba más cerca de él, emocionalmente, de lo que lo había estado seis semanas antes. Había llegado a conocerlo, sin embargo, y si él seguía pensando de forma testaruda que el hijo que ella llevaba en su vientre era de otro hombre, que era hijo de Naruto, no vacilaría en poner fin al matrimonio. Como alguien que aguarda a que descienda el hacha del verdugo, Hinata esperó.

Lo último que necesitaba, más tarde esa mañana, era la visita de un amigo de Madara al que nunca antes había visto y a quien Madara jamás había mencionado.

Kakuzo debía tener alrededor de treinta y siete años, como Madara, y parecía un hombre muy misterioso. Pero, con Hinata tan preocupada por su relación con Madara, ¡el hombre no podía haber hecho su visita en peor momento!

Estrechó la mano de ella con cortesía. Debía medir al rededor de un metro noventa centímetros.

—Siento mucho haberme perdido la boda —sonrió—No estaba aquí en esos días y no pude venir.

—No se preocupe por eso —Hinata le indicó una silla para que se sentara—Me temo que Madara nunca me ha hablado de usted —confesó con turbación, cuando quedaron sentados uno frente al otro.

—Es típico del viejo Madara —murmuró él—Nos conocemos desde hace tiempo, pero él hace honor a la fama que tiene de ser un lobo solitario.

—Sí—reconoció ella, preguntándose si Madara estaba pensando en volver a esa condición.

—Debo admitir que me sorprendió saber que se había casado —dijo Kakuzu con cierta tristeza— Aunque ahora que la conozco a usted, tal vez empiezo a comprenderlo —añadió con entusiasmo.

Qᴜᴇᴅᴀᴛᴇ ᴄᴏɴᴍɪɢᴏ | ᴍᴀᴅᴀʜɪɴᴀ ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora