El desconocido de al lado
Sasuke Uchiha era la personificación misma de la amargura. Nunca había sido de los que salen mucho, ni siquiera en su juventud, y precisamente esa actitud de hombre serio y misterioso le había valido cierta fama entre las mujeres del banco.
A sus casi treinta años, jamás se le había pasado por la cabeza salir de fiesta, emprender un negocio o formar una familia. Nada. Evitaba cualquier tipo de interacción con quien intentara acercarse a él.
Justo como estaba ocurriendo en ese momento.
—Vamos, Uchiha, ven con nosotros un rato y deja de ser tan aburrido —suplicó Suigetsu Hozuki, uno de los pocos en la oficina que se le acercaban sin miedo ni segundas intenciones... o al menos eso creía Sasuke.
Suigetsu era tan metiche y hablador que seguramente no tardaría en fastidiarse si aceptaba acompañarlo.
Ignorándolo por completo, el pelinegro siguió tecleando frenéticamente en su computadora. Lo único que quería era llegar a su departamento en ese horrible edificio cerca del mercado de mariscos, desplomarse sobre su confiable colchón y olvidar el día. Pero la insistente mirada de Suigetsu terminó por hacerlo ceder; alzó la vista y le lanzó una mirada afilada con esos ojos negros malhumorados, un generoso regalo de su legado familiar.
—¿Entonces? —insistió el albino, batiendo las pestañas con descaro, sin inmutarse ante su expresión severa.
—No, prefiero regresar a casa.
Una mueca de cansancio se dibujó en él—. Bien, como quieras. Tú te lo pierdes —Suigetsu desapareció enfurruñado.
Estaba de más decir que discutir con el hombre gruñón no era una opción, no cuando ya se había dado por vencido semanas atrás por esas mismas palabras que parecían salir en automático de la boca de Sasuke.
El pelinegro apenas prestó atención a los murmullos del grupo mientras se alejaban, quejándose de su actitud huraña y soltando teorías absurdas sobre un supuesto matrimonio fallido que, según ellos, explicaba su amargura con la vida.
Bufó con fastidio.
Tras un rato, exhaló un largo suspiro y masajeó su cuello, agradeciendo no haber tenido que desperdiciar energía rechazando otra invitación. Sus ojos, pesados por el cansancio, se posaron en el odioso reloj de la oficina, ese que miraba cada dos por tres esperando el momento de largarse. Por primera vez, no tuvo que soltar una queja malhumorada antes de seguir con su trabajo; la jornada había terminado.
Cerró los programas, apagó la computadora y tomó rápidamente su saco y las llaves de su horrible camioneta Nissan del 96, la misma que había comprado con mucho esfuerzo años atrás.
—Estúpida carcacha... —murmuró cuando intentó arrancar por tercera vez.
Sasuke se vio en el retrovisor y rodó los ojos, no sabía cuántas veces había estado en la misma situación.
Apretó el volante con fuerza y dejó escapar un suspiro pesado. A veces, realmente creía que tenía mala suerte; cada vez que algo le salía bien, por insignificante que fuera, algo más tenía que arruinarlo. Se rascó la cabeza, esforzándose por mantener la calma. Con el tiempo, había aprendido a controlar su enojo; ya nada lo frustraba lo suficiente como para terminar agarrándose a golpes con su propia camioneta.
Giró la llave una vez más y, para su alivio, el viejo motor rugió al encenderse. Sin perder tiempo, salió a las calles de Osaka.
En el camino, hizo una breve parada en una tienda de conveniencia en busca de provisiones. Se abasteció con comida chatarra y cerveza, su combinación infalible para pasar la noche tirado en el sofá hasta quedarse dormido.

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Sunflower | SasuNaru
FanfictionSasuke Uchiha es un monótono oficinista que no tiene tiempo para nada más que trabajar. Y en uno de sus tantos días grises, termina conociendo a Naruto Uzumaki. Accidentalmente. ⚠️ Historia en revisión y en re-publicación.