Capítulo único

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Espejos. Tan familiares, pero tan surrealistas. Una cosa bastante desconcertante, ¿no te parece?

A Alexa se le había recordado una y otra vez que eran puertas al mundo espiritual, una puerta que uno no desea abrir. Desde su infancia hasta su temprana edad adulta, nunca le habían gustado los espejos, especialmente porque revelaron su verdadero ser, hasta la última peca en su rostro.


Alexa siempre había sido una joven peculiar y extraña. Tenía largos mechones de pelo anaranjado liso, piel pálida y mejillas brillantes y rosadas. Las pecas estaban esparcidas debajo de sus ojos y en su pequeña nariz. Era una chica pequeña y delgada; algunos dirían que se parecía a un esqueleto vivo, mientras que otros dirían que era un vampiro disfrazado. Ella no era nada de eso. Cuando Alexa hablaba (lo cual era increíblemente raro, ya que ella era silenciosa como un ratón muerto), su voz era suave.  Ocasionalmente, su voz tenía un tono frío y distante. Sus ojos de color pizarra tenían un aspecto onírico, al igual que su apariencia fantasmal en general. 

Sus ojos nunca se centraron en los que le hablaban. <Qué chica más extraña>, la mayoría de ellos comentaría. Si tuvieran la cortesía de no expresar su opinión en voz alta, seguramente lo pensarían. Tenían razón. Era extraña, pero por una buena razón.


Comenzó a los dieciséis años. Alexa dudaba en mirar al espejo delante de ella. Como se mencionó antes, tenía un miedo irracional a los espejos. 

Para su pesar y desgracia, se colocaron espejos por toda la gran casa donde ella y sus padres residían. Era hija única; su único hermano murió poco después del nacimiento debido a graves incapacidades respiratorias. Era un momento melancólico y desesperante para sus padres, ya que les resultaba difícil cuidar a la joven Alexa mientras se acordaban, día a día, del querido hijo que habían perdido tan rápidamente. 

Cuando Alexa miró al espejo, este cautivó su atención. Se encontró mirando al espejo durante un largo período de tiempo. Con sólo la tenue luz sobre ella ayudándola a ver su reflejo, las sombras bailaban a su alrededor. Sus oscuros ojos quedaron paralizados en la cara de su reflejo. Cuanto más tiempo miraba la joven, más extraña se volvía su apariencia. A menudo se preguntaba si ella era realmente la que vivía su vida. <Esta no soy yo.> pensó.


Cuando Alexa apartó su mirada del espejo y se giró para salir del baño, echó un último vistazo a su reflejo. Sin embargo, un sentimiento de inquietud y espanto corrió a través de ella mientras se daba cuenta de que su reflejo no la miraba fijamente. En cambio, su reflejo tenía un brazo y una mano levantados, apuntando en una dirección diferente. El verdadero horror fluyó por Alexa; se congeló en su lugar, su sangre se heló. 

Una mirada de miedo puro se reflejaba en ella mientras estaba de pie, boquiabierta, con su corazón martilleando en su pecho. Inconscientemente centró su atención en lo que su reflejo apuntaba. La chica salió frenéticamente del baño, tropezándose con sus pies mientras lo hacía, y cerró la puerta de golpe, provocando un sonido seco. 

Se tambaleó lejos de la puerta y se desplomó en un ataque de sollozos e hiperventilación. Desafortunadamente, a sus padres les llevó bastante tiempo responder a sus agudos chillidos y sollozos temerosos, pero cuando lo hicieron, entraron corriendo. La madre de Alexa se agachó y envolvió en brazos a su hija. ''¡Madre! '' Lloró Alexa. ''Mi... e-ella... yo...'' difícilmente podía formar una frase coherente.


Cuando se le preguntó lo que Alexa vio, casi de inmediato rompió en llanto mientras temblaba histéricamente. Cualquier mención o pensamiento de un espejo y Alexa tendría la misma reacción. Finalmente, todos los espejos de la casa fueron retirados, excepto los espejos del baño, por supuesto. 


Alexa se abstuvo de entrar en su baño durante semanas. Rara vez dormía pues las noches se habían vuelto un infierno para ella: el tranquilo silencio pasó a ser uno siniestro y pesado, oía chillados en las paredes, susurros y siluetas de criaturas ambiguas que se deslizaban por toda su habitación. Era casi imposible vivir así. La estaban volviendo loca. Vivía en un estado constante y de tensión. 


''Alexa...'' voces irreconocibles la llamaban cuando ella no estaba consciente. Cuando se giraba, soltando un chillido de terror, no había nada. 

''¿Hola?... ¿Quién está ahí? '' ella preguntaba pero no nunca hubo una respuesta. Ella continuó por muchos años. Este estado de miedo nunca flaqueó, y nunca cesó.


Alexa se sentó sola en su habitación. Las cortinas se cubrieron sobre las enormes ventanas, pero las luces todavía lograron filtrarse a través. Su vista se dirigió hacia las cortinas, y ella se estremeció. Movió sus piernas y se empujó sobre sus pies, se acercó cautelosamente al grueso tapiz de cortinas y las ajustó a donde la luz no podía filtrarse. <<Allí.>> Ella pensó. <<Ahora, nadie será capaz de verme en absoluto>>. Aunque las ventanas estaban cerradas, y su habitación era imposible de ver, sintió una sensación familiar e inquietante sobre ella. La sensación de ser observada. ''¿Quién está ahí? '' Chilló. Su voz se agitó mientras respiraba en un fuerte sorbo de aire. ''No te tengo miedo''. Que cosa más tonta para decir. Era casi lamentable lo aterrorizada y alarmada que sonaba Alexa.


Un abrupto estruendo en el baño llamó su atención, robando su atención de las ventanas. Ella se congeló en su lugar como lo hacía a menudo cuando estaba ansiosa o asustada. A regañadientes y lentamente, giró sobre sus talones y miró a la entrada de su baño. La puerta estaba abierta de par en par, y una oscuridad que se cernía -que era una vista bastante espantosa-, emergió de la habitación completamente negra. ''No tengo miedo. '' Declaró Alexa. 

Reuniendo todo el valor que quedaba dentro de ella, se acercó a la puerta con las piernas temblando y las rodillas sintiendo como si estuvieran a punto de ceder ante la gravedad. La cantidad de tiempo que llevó llegar a la puerta se sintió como una eternidad.


Puso un pie en el baño. Su baño que no había ocupado durante tres años. Con su cabello largo y mechones de este obstruyendo su visión, tomó algunos mechones y los acomodó detrás de sus orejas y cerró los ojos con fuerza. 

Cuando los abrió, vio a una criatura humanoide agachada en el lavabo de su baño o una figura demoníaca que se posaba sobre ella. Seguramente, lo haría. No había duda en su frágil mente.

Podía oírlo ahora, los susurros de voces desconocidas que sonaban en su oído, incluso si la fuente no estaba allí. Alexa inhaló tan profundamente como pudo, lista para dar vueltas y salir corriendo del baño, fuera de su habitación, y en los brazos reconfortantes de sus padres.


Sus ojos se abrieron. En la oscuridad, nada estaba presente. No había voces inexplicables que murmurasen a su alrededor. El alivio llovió sobre Alexa cuando se dio cuenta de que no había ninguna criatura preparada para hacerle daño cuando abrió los ojos. No hubo susurros ni murmullos detrás de ella. La verdad es que ya no tenía miedo.


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