Nobody Else.

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La noche transcurre y mi corazón se inquieta. Las velas se apagan por su cálido aliento, en la oscuridad puedo apreciar leve su silueta y luego lo siento frente a mí.

Sus manos son lentas y delicadas.

Besa mi rostro con dulzura y marcándome con sus finos labios como suyo. Su tacto es cálido y sólo para mí.

Me promete entre susurros ir lento y lo cumple, sin embargo, ansío ante su blanquecina y ardiente piel... Tocarme.

Susurros...

Eso es lo único que su escucha al compás de nuestras respiraciones agitadas. Mezclándonos, moldeándonos...

Siendo una misma persona...

Compartiendo corazón, un corazón lleno de adrenalina.

Comenzamos un baile que sólo nosotros conocemos, ya no hace falta hablar. Nuestras mentes se encuentran entrelazadas.

"Te amo" Nos decimos el uno al otro repetidas veces.

Sus manos me demuestran que me quieren.

Lo siento.

Por primera vez siento amor... Ardiente y profundo amor.

Nos hundimos en el placer no accesible para simples mortales. Tocamos el cielo con las manos, él me hace hacerlo.

Lo beso como nunca antes, demostrándole todo mi amor y marcándolo para siempre mío, intentando borrar las marcas de alguien más, también...

Y cuando escucho su verdadera voz mi piel se eriza, comienzo a amarlo más de lo que ya lo hago.

Entonces comprendo que...

No necesito a nadie más, no...

Así está bien, es lo suficientemente bueno...

Sus brazos me hacen ver el paraíso, sin embargo, ardemos en el infierno sin darnos cuenta. Terminamos rendidos ante el pecado, nos deseamos a pesar de pertenecer a otras personas.

Sabemos que hacemos algo malo y nos gusta.

Lo prohibido embriaga, seduce y envuelve, tiene un sabor adictivo, que quema y te hace arder.

La velada está por terminar y no deseo que se vaya. Estoy recostado entre sus brazos mientras él me mira y me brinda suaves caricias, sus ojos sobre mí, apreciando cada parte de mí.

Me hago las mismas preguntas de siempre, me cuestiono si de verdad será la última vez... Porque a pesar de resistirnos siempre volvemos a caer en la redes.

―Debo irme ―dice lo que tanto odio y mi corazón se angustia.

Niego con la cabeza.

―No puedes irte, por favor no te vayas ―le suplico que no se vaya y recibo a cambio una mirada llena de tristeza.

―Será la última vez ―sus palabras me atraviesan con fuerza, su voz suena desesperada y bajo la mirada. No puedo verlo partir―. Lo siento ―susurra mientras se acerca a besar mi mejilla. Las lágrimas pronto cubren su marca llena aún de lujuria. Me aferro a sus brazos, negándome a perderlo―. No me arrepiento de nada ―confiesa y comienzo a llorar más fuerte.

―Me niego.

―Bebé...

―Te quiero a mi lado. Te has convertido en parte de mí, no puedo vivir sin ti ―le confieso entre sollozos―. Tú eres el culpable, hazte cargo ahora.

―No sé qué decir ―responde atónito por mis palabras y siento una punzada en el corazón, mi corazón comienza a sangrar.

―Dime que te quedas, dime que me amas ―le digo sintiendo mis ojos humedecerse de nuevo. Hyuk lleva una de sus manos a ellos y limpia con cariño antes de que la primera lágrima caiga―. Sólo quédate y abrázame, no me sueltes nunca.

―Sabes que no puedo hacer eso ―responde y sollozo mientras él sigue acariciando mis mejillas.

―¿Por qué no? ¿Estás probándome? ¿Juegas conmigo? ―le exijo saber y niega al oírme―. Me estás volviendo loco, Sang Hyuk.

―Quiero quedarme, quiero sostenerte y amarte, pero no puedo...

Sus palabras me dejan helado.

―Deja todo de lado ―le pido una vez más mientras lo miro a los ojos.

―Dame una razón y entonces lo haré, Hong Bin.

Se atreve a decir y suelto una risa vacía.

―Me quieres dejar, pero no tienes el valor porque me amas ―le digo mientras sigo mirándolo fijamente―. Cada noche seguiré pidiéndote que te quedes, lo sabes ¿No?

―Y yo cada noche seguiré diciendo que me iré, aunque vuelva a tus brazos una noche más, Hong Bin.

―¿Prometes seguir torturándome de esa manera hasta que te decidas? ―le cuestiono y su suave risa se escucha a continuación, su risa me acaricia, pero sigue teniéndome de un hilo.

―Lo prometo, te seguiré torturando hasta que pares de decirme que me quede. Ahora debo irme... ―responde y mi corazón se angustia de nuevo.

―Nunca me cansaré de decirlo ―respondo decidido―. Si te vas sólo espera a que me quede dormido, es lo único que pido ―suplico y Hyuk suspira.

―Prometo que no sentirás cuando me vaya ―miente dulcemente y le creo, cegándome, cegando a mi inquieto corazón que sigue pidiendo a gritos su estadía―. Buenas noches ―susurra cálidamente para después dejar otro beso en mi mejilla, me envuelve mejor entre sus brazos y aspiro su aroma por toda la noche.

Es la mejor noche de mi vida, puedo jurarlo.

La mañana llega y tu espacio en mi cama es más que notable.

Aunque sé que en la noche volverás.

Lo nuestro es un amor cobarde...

Nobody Else | HyukbinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora