En las memorias perdidas de aquella mente atormentada por un conocimiento que sobrepasa al común del que podría, tal vez, presumir un ser humano, se lograba distinguir cierto árbol de un tono que recordaría mucho a los de las películas que se solían usar para aterrar a los jóvenes finalizando en décimo mes del año. Era bastante imponente, no solo por su forma, sino por su tamaño, se podría, quizás, asumir que se trataba de una Secuoya roja. Este, bajo la luz de la luna que proclamaba su reinado a la media noche, parecía tener unas frutas del pecado en su parte más alta, raro pues no debería de poder producirlas. Ambas se tambaleaban de un lado a otro como si el viento tuviera una fuerza igual a la de los dioses, de norte a sur, de este a oeste, el compás era comparable al movimiento del segundero de un reloj de muñeca que solía tener los miembros de la clase noble.
De repente, una de aquellas manzanas cayó hacia el suelo,la caída no la rompió a pesar de lo que normalmente pensaría, pero, por otra parte, aquellos que suelen devorar a los humanos una vez que son enterrados, hicieron su aparición. Aquella preciosa figura rojiza se empezó a pudrir apenas entraron en contacto, como si hubiera sido corrompida por el roce de sus existencias. Mientras, desde arriba, la gemela que no llegó a caer del árbol, observaba, como si igual era reducido a nada, se perdía su esencia y todo lo que esto implicaba.
De un salto, plaga despertaba de su sueño a mitad de la noche, un ruido se escuchó afuera de su carpa, pero él no lo escuchó, sus suspiros agitados cubrían cualquier ruido cercano, su corazón latía a una velocidad impresionante a pesar de su constante control sobre sus propias emociones. Vió a la derecha y a la izquierda con una impresionante rapidez sin mover la cabeza. No pasaron ni 3 segundos,se puso su máscara y su túnica como solía estar en las presentaciones y en el día a día si hablamos sobre su vida como miembro común del circo. Su apariencia es desconocida por el resto de los miembros, se podría decir que solo su familia(desconocida de hecho para casi todo aquel que sepa de su existencia) sabe que ocultan aquella túnica larga y esa máscara tan característica de los viejos doctores que decían que podían tratar la peste negra(aunque esto solía terminar en la muerte del paciente esperanzado).
Rápidamente, ya de pie, la encarnación del temor de hace muchos años, le ordenó a una mosca que saliera de su tienda y vigilase el perímetro, sin siquiera decir una sola palabra, o hacer un solo gesto con la mano, el pequeño ser vivo obedeció la petición. Mientras tanto, nuestro comunicador entre especies, se dirigía a la parte del comedor del circo. Era poco más de la media noche, no había nadie en la cercanía, además de todos los aliados de plaga camuflados entre la tierra, los lugares oscuros o el propio cielo. Prendió un cigarrillo que tenía guardado en el bolsillo, levantó un poco su máscara y fumó durante varios minutos, tal vez planeaba continuar con ese vicio de apostadores, pero justamente empezó a llover.
La enviada por Plaga volvió antes de que la primera gota de lluvia tocase el suelo que poco a poco se llenaría de barro, se postró sobre la mano que aún sostenía el cigarrillo durante un segundo, luego se fue sin realizar alguna otra acción. Los aleteos en el aire eran imperceptibles pero marcaban el compás de los pensamientos de nuestro admirable controlador, el cual se retiró del comedor cuando el presagio de la lluvia comenzó.
La lluvia estaba cayendo bastante despacio a pesar de encontrarse en una zona donde generalmente esto es preocupante, parecía que se dirigía hacia su carpa a volver intentar conciliar el sueño, pero, nada más lejos de la realidad, pues, al final se dirigió a la carpa que tenía un estampado de una gran estrella en la entrada. Sus pasos eran lentos pero marcados, su altura hacía que no tuviera que dar muchos pasos para recorrer distancias considerables. Entró en el hogar provisional antes mencionado, allí dormía Madrom, el come sueños, estaba de lado, mostrando una cara que parecía tallada por los mismos ángeles, su pelo, o al menos lo que se alcanzaba a ver, era de color negro en su totalidad, somo si se viera el fin del mundo.
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El Circo de Fenómenos
General FictionUn extraño, pero, a su vez bien conocido, circo, viaja por el mundo presentando su peculiar y grotesco espectáculo a quien se atreva a verlo, dejando sin aliento o con pesadillas por varias noches a todo aquel que vaya a apreciar el espectáculo. Hí...